Sobre el TETRAMORFOS

El Tetramorfos, iconográficamente, es un tema muy repetido. Basado en el texto del Apocalipsis de San Juan (Ap 4,6-8). La visión de estos cuatro seres tiene sus antecedentes en el Antiguo Testamento, concretamente en las visiones de Ezequiel (Ez 1,4-14 y Ez 10,12-14) y de Daniel (Dn 7,1-7).

En los cuatro animales ven los Padres de la Iglesia a los cuatro Evangelistas. A San Mateo se le atribuye el hombre, porque su Evangelio comienza por la geneología de Jesucristo. El cristiano debe elevarse, ser un hombre porque el hombre es el único animal racional, sólo él se guía por las voces de la razón, por eso merece ser llamado hombre.

San Marcos está relacionado con el león, ya que desde las primeras líneas de su Evangelio, nos habla " de la voz que clama en el desierto"; el cristiano debe ser un león porque el león es un animal valeroso y es como el justo que ha renunciado a todo y no teme nada en este mundo: "El justo estará cerrado y sin temor como un león".


San Lucas está identificado con el toro o buey porque su Evangelio comienza con el sacrificio ofrecido por Zacarías; el cristiano debe imitar al buey, pues renunciando a los placeres se inmola a sí mismo.

A San Juan se le identifica con el águila porque el principio de su texto nos coloca frente a la divinidad del Verbo. El cristiano debe ser un águila, pues el águila vuela en las alturas y mira al sol sin bajar las pupilas, al igual que el cristiano debe mirar de cara a las cosas eternas.


Para San Jerónimo (13), estos mismos animales se relacionan con los cuatro momentos más importantes de la vida de Jesucristo, que corresponden con los cuatro grandes misterio.


El hombre, símbolo de la Encarnación de Jesucristo que nos hace saber que Jesús se hizo hombre.

El buey o toro, víctima de la Antigua Ley, hace relación a la Pasión, pues el Redentor sacrificó su vida por la humanidad.

El león, símbolo de la Resurrección, esto nos remite a los bestiarios, según los cuales: "Cuando duerme, sus ojos velan y permanecen abiertos"; para el Leccionario del Arsenal, el león simboliza claramente la figura de Jesucristo en la tumba: "El Redentor parece dormido en la muerte, como quiere la humanidad, pero en virtud de divinidad permanece inmortal y vigila". Hay una peculiaridad del león que es imagen de la resurrección de Cristo, y que cuenta el bestiario: "Cuando la leona da a luz a sus cachorros, los alumbra muertos y los cuida durante tres días hasta que al tercero llega el padre, exhala su aliento sobre la faz del cachorro y lo resucita. Así, el Omnipotente Padre Universal, al tercer día, resucitó de entre los muertos al Primogénito de toda criatura".


El águila se relaciona con la Ascensión de Cristo; Jesús se elevó al cielo como el águila se remonta hasta las nubes: "La Ascensión está expresada en el vuelo del ave que se dirige al sol sin pestañear, tal como Jesucristo resucitado".


En resumen, siguiendo lo anteriormente mencionado, se puede afirmar que Jesús fue hombre al nacer, buey al morir, león al resucitar y águila al ascender al cielo.

(Cf. "ORÍGENES Y FUENTES DE LA ICONOGRAFÍA DEL TETRAMORFOS EN LA PINTURA ROMÁNICA CASTELLANO-LEONESA", Esperanza Manso Martín y María Ascensión Sánchez-Rubio Sacristán en http://www.fuesp.com/revistas/pag/cai0314.html).

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