Una raya en el agua



Hace unos días leí una columna interesante del periodista Ignacio Camacho sobre la prensa amarilla o del corazón o de los "famosos" bajo el título arriba expresado. Os extraigo algunas reflexiones interesantes:
"Ah, el periodismo amarillo: el chovo expiatorio de todos nuestros excesos y desproporciones. El culpable propicio que absorbe como un cordero sacrificial los remordimientos corporativos por el sectarismo, por la superficialidad, por los contubernios con el poder, por la conversión de la realidad en espectáculo. Por todo eso que a menudo subvierte las reglas del viejo negocio de las noticias y las opiniones y lo convierte en un sindicato de intereses o en un circo de trivialidades...
Nadie se atreve, sin embargo a emitir juicios de valor sobre la condición de las audiencias que sustentaban ese cúmulo de desmanes. Al público ni tocarlo; el cliente siempre tiene la razón incluso en su demanda desmedida de basura moral empaquetada de cotilleos. Pero los tabloides de la discordia tenían millones de lectores que jamás cuestionaron que los ¿periodistas? de Murdoch delinquiesen para satisfacer su voraz apetito social de truculencia malsana. Todo valía en nombre de la libertad de información, el principio sagrado cuya invocación parece justificar el atropello de la intimidad o la violación de los derechos individuales.
Hubo un tiempo, sin embargo, en que este oficio se sustentaba sobre la idea de que los periódicos son de sus lectores. Y eran éstos, con su exigencia colectiva de claridad intelectual y limpieza moral, quienes establecían las normas de conducta a las que debía atenerse una información obtenida con dignidad y presentada sin aditivos de excitación patológica. Algo falla cuando el periodismo se prostituye pro el éxito, pero también cuando el público renuncia al privilegio y la responsabilidad de escoger y se convierte en un despersonalizada masa consumidora de linchamientos y bazofia. Víctima, sí, pero también cómplice en el descontrol de esa feroz trituradora."
(periódico ABC,miércoles 20 de julio de 2011, firma:Ignacio Camacho)

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