Enlaces a recursos sobre el AÑO LITÚRGICO en educarconjesus

El humilde y el cínico (TOC22-13)



“Hijo mío, en tus asuntos procede con humildad y te querrán más que al hombre generoso. Hazte pequeño en las grandezas humanas y alcanzarás el favor de Dios; porque es grande la misericordia de Dios y revela sus secretos a los humildes”.  Son  hermosos y siempre actuales estos consejos de Jesús, hijo de Sirac, que recoge la primera lectura de la misa de este domingo (Eclo 3, 17-18.20).
Efectivamente, la misma experiencia nos dice que las personas más sencillas son las más agradables en la vida social. Además, los más humildes están con frecuencia más dispuestos a escuchar la palabra de Dios. Y a percibir el paso de Dios en los acontecimientos y, sobre todo, en la vida de cada día.
El texto bíblico es muy realista. El sabio, en efecto,  contrapone a la actitud del humilde la soberbia del orgulloso: “No corras a curar la herida del cínico, pues no tiene cura, es brote de mala planta”  (Eclo 3, 28). Otras traducciones nos recuerdan que “para la adversidad del orgulloso no hay remedio, pues la planta del mal ha echado en él raíces”.

HUMILDAD Y GRATUIDAD

El evangelio que hoy se proclama recoge un hecho que parece una parábola (Lc 14, 1.7-14). Es un sábado: día de oración y descanso. Jesús es invitado a comer en casa de un fariseo importante. Observa que los invitados se apresuran a escoger los primeros puestos. Y el Maestro aprovecha la ocasión para impartir dos consejos aparentemente muy humanos.
- El primero se dirige a los invitados a un banquete.  Quien elige uno de los primeros puestos puede verse en el bochorno de ser obligado a cederlo a otro invitado más importante. Pero quien elige uno de los últimos, puede verse honrado cuando lo inviten a situarse en un puesto de más prestigio. Así que conviene ser humilde y modesto.
- El segundo consejo se dirige al anfitrión que ofrece el banquete. Quien convida a sus amigos, a sus parientes o a sus vecinos ricos, espera ser recompensado con otra invitacion semejante. Eso es lo habitual. Quien convida a pobres, lisiados, cojos y ciegos parecerá ir contra corriente. Porque generalmente no recibirá una invitacion semejante.
Los dos consejos parecen normas de conducta o de protocolo social. Pero Jesús las eleva al rango religioso, mediante la bienaventuranza que sigue al segundo consejo: “Dichoso tú, porque no pueden pagarte; te pagaran cuando resuciten los muertos”. Así que la humildad va unida a la generosidad de quien ama gratuitamente. Porque así es como ama Dios.

SOBERBIA Y HUMILDAD

“Toda afectación es mala”, se repite varias veces en el Quijote. Cualquier manual de educación nos exhortará a ser  modestos y sencillos. Todo este relato responde, pues, a una experiencia humana y muy humana. Sin embargo, encierra una profunda lección de fe. No sólo habla del hombre, sino de Dios.  Basta reflexionar sobre la frase central. 
• “Todo el que se enaltece será humillado”.  Quien se enaltece a sí mismo se coloca con frecuencia en el puesto del mismo Dios. Olvida su profunda verdad y se engaña a sí mismo.  “De soberbia y vanagloria os libre Dios”, escribe Santa Teresa. Cuanto más alto sube el necio más estrepitosa es su caída.
• “El que se humilla será enaltecido”. El modelo es el mismo Cristo, que se abajó hasta someterse a la muerte y muerte de cruz, por lo cual fue ensalzado hasta recibir un nombre sobre todo nombre (cf. Flp 2, 6-11). Quien de verdad ama a Dios, va por el valle de la humildad, como escribe también Santa Teresa. 

El mundo de hoy y el papa Francisco

Para acabar este mes de descanso y verano (en el hemisferio norte, claro está) quiero proponeros que repensemos EL DIÁLOGO que, en cascada de preguntas-respuestas, mantuvo el papa Francisco y los periodistas que lo acompañaban en el avión a su regreso de la JMJ Río2013. Un momento de revisar y de poner los motores de la ilusión y el trabajo a punto.

El estado de bienestar: anestesia para el hombre

Coincidiendo con el año de la FE es muy probable que el papa Francisco publique su primera encíclica en solitario. Según ReligiónDigital su denominación podría ser "BEATI PAUPERES" Bienaventurados los pobres. (Leer noticia)

La gran mesa del Reino (TOC21-13)



“Yo vendré para reunir a las naciones de toda lengua: vendrán para ver mi gloria, les daré una señal, y de entre ellos despacharé supervivientes a las naciones…y anunciarán mi gloria a las naciones”.  Estas palabras pertenecen a un oráculo de Dios que aparece en la última parte del libro de Isaias que se lee en la misa de este domingo (Is 66,18-21).
Este texto en prosa, con el que se concluye el libro, parece reflejar las ideas de universalidad que suscitó el paso de Alejandro Magno y la caida del imperio persa. El profeta anuncia la llegada de todos los pueblos. En Jerusalén serán testigos de la gloria del Señor. Él hará un prodigio en medio de ellos y enviará a los supervivientes como mensajeros ante toda la humanidad entonces conocida. 
Es impresionante esa esperanza que orienta la mirada hacia el futuro. Todas las naciones que antes mostraraon su enemistad a Israel serán admitidas a formar parte de ese pueblo. Es más, habrán de ser enviadas por el Señor a una misión universal que nunca hubieran sospechado. Realmente, los planes de Dios son impensables.

LOS DE CERCA Y LOS DE LEJOS

El evangelio no es sólo una profecía. Pero es también una profecía. Y lo es no solo porque anuncie el futuro al que estamos llamados los creyentes, sino porque abre una perspectiva a las esperanzas de toda la humanidad. Así lo vemos en el texto que hoy se proclama (Lc 13, 22-30).
Comienza con una pregunta que uno dirige a Jesús: “Señor, ¿serán pocos los que se salven?” A esa cuestión teórica Jesús responde con una exhortacion práctica: “Esforzaos en entrar por la puerta estrecha”.  A continuacion añade Jesús que algunos que se dicen creyentes no entraran por ella, mientras que algunos paganos encontrarán el camino. 
Los de casa siempre han dado por cierta la salvación. Confiaban en sus muchos rezos y en las ceremonias religiosas con las que pretendían disfrutar de su amistad con Dios y dar un público testimonio de ella. A la hora de la verdad, descubrirán que esos signos externos no les garantizaban la vida eterna. Serán excluidos de la cercanía de los patriarcas y profetas.
Los otros, los que parecían enemigos de Dios y de su pueblo, llegarán de los cuatro puntos cardinales “y se sentarán a la mesa en el reino de Dios”. La imagen del banquete es muy elocuente. Y la lección es clara. Los que llegan de lejos están más cerca de Dios que los que siempre habían profesado creer en el Dios de sus padres.

MISERIA Y FELICIDAD

En el centro del evangelio de hoy resuena la invocacion con la que unos y otros pretenderemos entrar a formar parte del banquete del Reino de Dios. 
• “Señor ábrenos”.  Esa habría de ser la petición más importante en la oración de un creyente. Muchas veces le pedimos al Señor la salud para nosotros o para nuestros seres queridos.  Y no está mal. Con esas peticiones reconocemos su grandea y nuestra debilidad. Pero, sobre todo, deberíamos pedirle que nos admita en su eterna intimidad.
• “Señor ábrenos”. Esa habrá de ser siempre la oración de la Iglesia. Llamada a dar testimonio de la presencia del Señor en el mundo, anuncia que un día se manifestará la verdad salvadora de su Reino. Y bien sabe la Iglesia que el ser admitidos a ese banquete es una gracia misericordiosa de Dios. Solo él puede abrirnos la puerta.
• “Señor ábrenos”.  ¡Ya nos gustaría que esa fuera la oración de toda la humanidad! Los que aún no han abierto su puerta al Señor o la han cerrado, pueden confiar siempre en su misericordia. Esperamos que todos comprendan que “la felicidad de esta vida, comparada con la felicidad eterna es una auténtica miseria” (San Agustín, “Ciudad de Dios”, 19, 10).

Padres en jaque


Con el sugerente subtítulo de "Cómo maleducar a un hijo" Antonio Mazzi (sacerdote y publicista ligado a la educación de jóvenes y a la reinserción de drogadictos) nos ofrece consejos fruto de la experiencia, de la observación, del contactos con jóvenes y familias sin diálogo, comprensión, educación o convivencia real.

Así estructura esta obra en dos partes. La primera con variados consejos para maleducar a un hijo, bajo el epígrafe "Si queréis que crezca torcido, haced esto". La segunda, con variados consejos para un educación sana, bajo "Si queréis que crezca bien, haced esto"

Editorial San Pablo (Madrid 2011 - ISBN 978-84-285-3904-3) 
115 páginas. 11 euros

La misión del profeta (TOC20-13)



“Muera ese Jeremías porque está desmoralizando a los soldados que quedan en la ciudad, y a todo el pueblo, con semejantes discursos. Ese hombre no busca el bien del pueblo sino su desgracia”.  Así suena la acusación contra el profeta Jeremías que los príncipes presentan ante el rey Sedecías, según se lee en la primera lectura de la misa de este domingo (Jer 18, 4-6. 8-10).
Es esta una acusación típica de todos los que quieren deshacerse de un hombre que al anunciar la palabra de Dios, denuncian las malas acciones de sus vecinos. El profeta interpela e inquieta. Por eso pretenden acallarlo. Y la acusacion más habitual es siempre esa: este hombre rompe la paz social.
Es ciero que el profeta pone en peligro la paz y la tranquilidad de algunos. Sobre todo la paz que se asiente sobre la injusticia o sobre el miedo. En lugar de escuchar su mensaje, algunos pretenden acallarlo. Menos mal que en este caso aparece un hombre que pone en evidencia la maldad de los acusadores y el rey manda rescatar al profeta.

UNA FAMILIA DIVIDIDA

El evangelio no es un calmante que nos ayuda a conciliar el sueño en las noches en que nos asaltan las preocupaciones. Tampoco es un seguro contra los accidentes o las desgracias. El mensaje de Jesús no nos libra de la enfermedad ni de la muerte natural. Nunca deberíamos pretender utilizarlo como un tranquilizante.
Según San Ambrosio, puede resultar dura la narración que hoy se proclama (Lc 12,49-53), Jesús es consciente de que su mensaje no dejará indiferentes a sus oyentes. Sabe que desencadenará inquietud en las personas y graves divisiones en el seno de las familias. Hasta los hijos se enfrentarán a sus padres, aparentemente por causa de la fe.
Evidentemente, Jesús estima la familia humana. El texto no revela la intención de dividirla, sino que nos da cuenta de lo que efectivamente sucedió en las primeras comunidades. Y de lo que habría de suceder a lo largo de los siglos. Muchos cristianos han sido denunciados por sus mismos familiares.
También hoy las familias se encuentran divididas por el fundamentalismo de los miembros que se han pasado a otro grupo religioso. O por los familiares que se burlan de los que tratan de mantener la fe. O por los jovenes que buscan su afirmación personal renegando de la fe de sus padres. Claro que, según San Ambrosio, también cabe lo contrario: que los hijos que siguen a Cristo saquen ventaja a sus padres paganos o paganizados.

EL FUEGO Y EL BAUTISMO

No podemos ignorar la frase con la que comienza este texto evangélico:  “He venido a prender fuego a la tierra. ¡Y cuánto deseo que ya esté ardiendo! Con un bautismo tengo que ser bautizado, ¡y qué angustia sufro hasta que se cumpla! Dos partes paralelas que encierran un único mensaje.   
• “He venido a traer fuego en el mundo”.  El fuego suele ser visto como el símbolo del amor. En las páginas bíblicas es también el símbolo del juicio. El fuego purifica los metales. Y a él se arroja la paja. La misión de Jesús somete a crisis y discernimiento los pretendidos valores de este mundo.
• “Con un bautismo tengo que ser bautizado”. En la pregunta que Jesús dirige a los hijos de Zebedeo, el bautismo significa el martirio (Mc 10,38). Jesús prevé que el fuego que ha de derramar sobre la tierra brotará de su pasión y muerte. Y a ese sacrificio se encamina voluntaria y generosamente.   

Aquí educamos todos. Los protagonistas de la educación

Félix Burgos y María Muñoz forman un matrimonio muy ligado a la educación. Él licenciado en Ciencias Económicas y empresariales es profesor de Matemáticas y Economía en ESO y Bachillerato. Ella licenciada en Geografía e Historia y profesora de Filosofía y Ciencias Sociales en los mismos niveles que su marido. Son padres de dos hijos.

Educar hoy no es sencillo. Hoy más familias claudican en su intento y derivan su responsabilidad educadora hacia otras personas o instituciones.

Félix y María insisten en la importancia de dos términos: familia y corresponsabilidad. Dicho de otro modo: entender la corresponsabilidad en el seno familiar desde una experiencia enriquecedora para todos sus miembros. También conociendo el papel de abuelos, tíos, otros familiares, canguros o cuidadores diversos.

San Pablo (Madrid 2012 - ISBN 978-84-285-4100-8)
111 páginas. 10,50 euros

La espera y la esperanza (TOC19-13)



“La noche de la liberación se les anunció de antemano a nuestros padres para que tuvieran ánimo al conocer con certeza la promesa de que se fiaban” Así comienza el texto del libro de la Sabiduría que se lee como primera lectura en la misa de este domingo (Sab 18,6-9). Es un texto que evoca un pasado de esclavitud. Pero también la llegada de la liberación.
En él se subrayan, al menos, tres detalles que resultan importantes también para nosotros. En primer lugar, se recuerda la noche. En la oscuridad los temores se apoderan de las mentes y de los corazones. Pero precisamente en medio de las tinieblas resonó la señal de Dios para salir de Egipto y ponerse en camino hacia la tierra de la libertad.
El texto recuerda además que la esperanza de aquella hora no generó en los padres de Israel un sentimiento de orgullo y de prepotencia. Y, mucho menos, de olvido de Dios. Al contrario,  alimentó la piedad y la oración de los que sufrían la esclavitud.
Y, en tercer lugar, la esperanza de la partida tampoco aumentó esos sentimientos de individualismo que nos llevan a ignorar las penas y las alegrías de los demás. Todos los llamados a salir de Egipto se impusieron una norma sagrada: ser solidarios en los peligros y en los bienes.

EL TESORO Y EL CORAZÓN

El texto del libro de la Sabiduría prepara nuestro espíritu para escuchar la palabra del Evangelio. Una palabra que es otro canto a la libertad y una lección sobre la esperanza (Lc 32-48). También en este mensaje se subrayan al menos tres virtudes: la generosidad del desprendimiento; la vigilancia en la espera y la responsabilidad en la convivencia.
- Si esperamos al Señor hemos de superar nuestros temores y desprendernos de todo eso que consideramos como nuestro tesoro y repartirlo con generosidad. Las cosas no nos ofrecen la salvación. Nosotros no esperamos algo: esperamos a Alguien. Y “donde está nuestro tesoro allí ha de estar nuestro corazón”.
- Si esperamos al Señor, no podemos vivir adormilados. Se nos pide estar despiertos, vigilantes como el centinela que aguarda la aurora. Como los criados que aguardan el regreso de su señor. Un señor que recompensa nuestra espera y nuestra paciencia, haciéndose nuestro servidor.
- Si esperamos al Señor, hemos de mantenernos sobrios. Las adiciones nos llevan a perder el juicio, nos degradan y nos esclavizan. La espera nos exige mantener buenas relaciones con nuestros hermanos. Es un suplicio la espera cuando no se cuida la armonía de la convivencia. 

LA PREPARACIÓN Y LA VENIDA

El centro del mensaje nos lleva a orientar nuestro ojos hacia Jesús, que se nos presenta como el Hijo del hombre. Una frase resume la urgencia y el gozo de la espera: “Estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”. 
• “Estad preparados”.  No se prepara a recibir al Señor quien sucumbe a las tentaciones de la desesperanza o de la presunción. Las dos nos llevan a permanecer anclados en el presente. Las dos paralizan a la Iglesia, a las comunidades y a cada uno de los creyentes. Sólo se prepara quien acepta el don y la tarea de la esperanza.
• “A la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre”. Mil veces hemos entendido esta frase como una amenaza. Una nueva vida, un nuevo movimiento en la Iglesia, la llegada de un nuevo Papa. A la hora que menos pensamos puede abrirse ante nosotros un panorama insospechado que nos invita a caminar en la esperanza, a construir con amor, a confesar la fe.