Testigos Mc 24,35-48 (PAB3-18)

“Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos de ello”. En el texto del libro de los Hechos de los Apóstoles que hoy se lee (Hech 3,13-19) sobresalen estas vibrantes palabras del apóstol Pedro. En su discurso hay varias notas que nos llaman la atención:
• En primer lugar, Pedro denuncia vigorosamente la ceguera de su pueblo, que ha renegado del Santo y del Justo, al tiempo que anuncia que Dios lo ha resucitado.
• Además, Pedro asume y proclama el papel de testigos del Mesías que corresponde a los discípulos que han convivido con Él. 
• Y finalmente, tiene la grandeza de disculpar a los que condenaron a Jesús, aun reconociendo que han pecado y necesitan convertirse.     
Que también nosotros guardemos la palabra de Señor y cumplamos sus mandamientos, como nos pide la segunda lectura (1Jn 2,1-5). 
LOS CONTRASTES
El evangelio de este domingo tercero de Pascua nos sitúa en el momento en que los dos discípulos que se habían alejado hasta Emaús se encuentran de nuevo con sus hermanos que habían quedado en Jerusalén (Lc 24,35-48).
Unos y otros se apresuran a dar cuenta de su respectivo encuentro con Jesús. Pero de pronto se les muestra el Resucitado con un mensaje cargado de fuertes contrastes:
 Por una parte les ofrece y desea el don de la paz, pero al mismo tiempo les reprende por las dudas a las que se aferran y por sus dificultades para creer.
• Además, se presta a comer con ellos para demostrarles que es el mismo que han seguido por los caminos, pero les recuerda que era necesario que se cumplieran las Escrituras.
• Jesús recuerda el pasado reciente de su muerte y resurrección, pero orienta a sus discípulos al futuro para que prediquen la conversión a todos los pueblos.
EL TESTIMONIO
Ante esta manifestación del Señor Resucitado cabría preguntarse qué misión confía a sus discípulos. ¿Cuál ha de ser el contenido de su predicación? ¿Con qué argumentos habrán de apoyarla? ¿Qué instituciones, secciones y boletines habrán de crear? ¿Con qué títulos tendrán que adornarse para hacerse respetar? ¡Nada de eso! Él sólo les entrega una consigna:
• “Vosotros sois testigos de esto”.  Eso significa esforzarse por recordar fielmente el pasado y la convivencia que les ha unido a su Maestro.
• “Vosotros sois testigos de esto”.  Eso significa reconocer que lo han abandonado en el momento de su muerte, pero han recibido el don de su presencia resucitada.
• “Vosotros sois testigos de esto”.  Eso significa que son las obras, más que las palabras, las que han de comunicar a las gentes el gozoso mensaje del Señor.

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