El siervo que nos salva - Mt 3,13-17 (NAVA- Bautismo del Señor)

 “Mirad a mi siervo a quien sostengo; mi elegido en quien me complazco ”. Estas palabras se ponen en la boca del mismo Dios. Pertenecen a uno de los poemas del “Siervo del.Señor”, que se encuentran en la segunda parte del libro de Isaías (Is 42,1-7).

Ese siervo misterioso está lleno del Espíritu de Dios, promueve el derecho y la justicia. No se presenta con violencia, sino con la fuerte suavidad de los humildes. Dios lo ha presentado como luz de las naciones y salvación de su pueblo. Ha sido enviado a abrir los ojos de los ciegos y a traer la liberación a los esclavos. 

También hoy necesitamos un hombre como este. Un verdadero profeta. A él habrá que volver los ojos en el tiempo de la cultura líquida. Si lo descubrimos entre nosotros, podremos cantar: ”El Señor bendice a su pueblo con la paz” (Sal  28). 

Pues bien, ante el centurión Cornelio, Simón Pedro anuncia que Jesús de Nazaret es ese hombre esperado por todos. Él pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él (Hch 10,34-38).  

LA NUEVA ALIANZA

Así es. En Jesús de Nazaret se ha realizado aquel antiguo poema del libro de Isaías. En el Jordán, Jesús, es reconocido por el Padre como su Hijo predilecto. Está lleno del Espíritu de Dios. Y es enviado para liberar a todos los oprimidos por las maldades de la humanidad y por sus propios pecados. 

El relato del bautismo de Jesús nos resume la continuidad y la novedad que aporta Jesús a las tradiciones de Israel (Mt 3,13-17). La antigua alianza, representada en la figura y la misión de Juan Bautista, anticipa la nueva alianza, la plenitud de la vida y de la santidad que representa Jesús de Nazaret. 

Jesús no es un pecador co o los que acuden al Bautista. No necesita el lavado de la purificación. Jesús no baja a las aguas del Jordán para convertirse de una vida pecadora a una vida santa. La única razón para recibir el bautismo de manos de Juan es darnos a conocer que en su vida se realiza la voluntad de Dios.

LA VOLUNTAD DE DIOS

De hecho, las misteriosas palabras que Jesús dirige al Bautista nos revelan el hondo misterio de la vida y la misión de Jesús:

• “Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere”. En el bautismo de Jesús Dios se hace presente en la historia humana. Al apoyar y garantizar la misión de su Hijo predilecto, Dios se nos revela en Jesús de Nazaret. 

• “Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere”. La misión de Jesús comienza por la aceptación de la voluntad de Dios. Y revela que Dios ha de continuar sus relaciones de amor y de misericordia con toda la humanidad. 

• “Está bien que cumplamos así todo lo que Dios quiere”. Jesús maifiesta que asume los rasgos que se atribuían al humilde “Siervo del Señor”. El signo de su misión salvadora no es el poder sino la humildad y el abajamiento.

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