Artemisia Gentileschi fue una de las seguidoras de la pintura de Caravaggio. Posterior a este pintor en una generación, el tenebrismo de aquél se halla mucho más matizado en obras como ésta, el Nacimiento de San Juan Bautista. Artemisia recurre a todos los artificios del Naturalismo para plasmar una escena llena de sabor cotidiano y fuerza expresiva. Su pincel es capaz de captar con el máximo realismo las facciones de los personajes y las texturas de los materiales: resulta prodigioso ese mantón de tela en amarillo oro que lleva la mujer del turbante, así como los juegos de transparencias del agua en la palangana que retira la sirvienta que está de pie. La escena está compuesta de una manera curiosa. Se centra en las actividades del grupo de criadas, que lavan y atienden al rosado bebé, que destaca con fuerza por la luz orientada sobre él. El protagonismo se concede a esta labor femenina. A un lado, surgiendo de la penumbra, la figura del padre ocupado en escribir, con otras dos mujeres detrás, es apenas perceptible. La luz proviene de una fuente muy potente situada al lado izquierdo de la escena, lo cual crea enormes contrastes entre zonas iluminadas y oscuras, así como sombras angulosas. Pero la estancia no se pierde en la indefinición, como en otras obras caravaggiescas, gracias al pórtico abierto sobre la luz del día y el paisaje que se ve al fondo.
(visita Artehistoria, una web muy interesante)
¡Hola Juan Carlos!! Mira que tengo un premio para ti en mi blog. Se publica manana. ¡Gracias por todo lo que nos compartes!!
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