Algunas sonrisas inocentes

CHISTE 1

Va un cura corriendo porque lo persigue un león; de repente el cura se arrodilla y dice:

- Señor, te pido que este león se convierta y abrace el cristianismo.

El león se arrodilla y dice:

- Señor, bendice estos alimentos que voy a consumir.
 
 
CHISTE 2
 
Un anciano muere y va la cielo. Allí es recibido por San Pedro.
-¿Me puede decir cómo se llama?
-Pues, es que no me acuerdo.
-A ver, le pondré algunos nombres, y me dice si le suenan. ¿Carlos? ¿Luis? ¿Juan? ¿Antonio?
- No creo que no, ninguno me suena, aunque podría ser uno de esos.

San Pedro, desesperado, va a ver a Jesús, al que le cuenta el caso del anciano.

Entonces Jesús acude a hablar con él.
-Mire, le haré unas preguntas, intente recordar, ¿de acuerdo?
El anciano asiente.

¿En qué trabajabas?
-Creo que era carpintero.

¿Estabas casado?
-Creo que sí, era una mujer muy buena, casi un santa, creo recordar.

¿Tenías hijos?
-Sí, uno, pero era muy independiente.

Entonces Jesús llora de alegría, y corre a abrazar al anciano.
-¡Papá, soy yo, tu hijo!

Entonces el anciano llora también y exclama emocionado.
¡Pinocho!

Palabras de vida (TOB21-12) por JR Flecha

Eliseo, Moisés, Elías, la Sabiduría. Durante cuatro domingos consecutivos, la liturgia nos ha ido presentando tres grandes personajes de la historia de Israel, más la personificación de la sabiduría. Tres testigos de la fe y un ideal de vida que nos han ilustrado sobre el hambre y el pan, sobre las carencias humanas y la respuesta divina.

Hoy se cierra el ciclo con la evocación de Josué (Jos 24), el elegido por Dios para suceder a Moisés e introducir a su pueblo en la tierra prometida. Pero hoy Josué no es el explorador que regresa con Caleb, trayendo a su gente los racimos primeros de aquella tierra. No es el guerrero que vence las batallas. No es el estratega que cruza el Jordán.

Josué se nos presenta hoy como un testigo de la fe, como un profeta. Casi un predicador, que invita a su pueblo a asumir una opción fundamental. ¿Adorar a los dioses de los extranjeros o adorar al Dios que lo ha sacado de la esclavitud? Esa es la alternativa. Él y su familia ya han optado por servir al Señor. Y el pueblo promete seguir su elección.

CARNE Y ESPÌRITU

Esa situación se nos hace asombrosamente actual en un momento en el que muchos creyentes dudan de su fe. Es decir, dudan del Dios que les ha entregado el don de la fe. Y del Mesías en el que habían de creer. Se parecen a aquellos discípulos de Jesús, que juzgaron inaceptable su discurso sobre el pan de la vida (Jn 6, 60-69).

En el evangelio que hoy se proclama, Jesús afronta esa situación. No son los jefes de los judíos los que lo critican. Son “los discípulos” los que se escandalizan de sus palabras y “vacilan”. A ellos –y a nosotros- se dirige abiertamente Jesús, estableciendo una distinción entre la carne y el Espíritu.

• La carne no es el compuesto orgánico que hemos de alimentar cada día. La carne es una dimensión de nuestra existencia. Una actitud. Esa que juzga de las cosas con criterios de inmediatez y de interés. La carne refleja nuestros cálculos y nuestra mezquindad. De ella dice Jesús que “no sirve de nada”. No es capaz de captar la verdad de la entrega del Señor.

• El Espíritu no es un fantasma. Es el viento de Dios que creó el mundo y dio vida al ser humano. Es el aliento divino que habló por los profetas. Es la presencia misma de Dios que nos guía por los caminos de la verdad y del amor. Del Espíritu dice Jesús que “es quien da vida” y nos hace comprender que las palabras del Maestro “son espíritu y son vida”.

MENSAJERO Y MENSAJE

El evangelio señala que muchos discípulos abandonaron a Jesús. Y que él se dirigió a los Doce preguntando: “¿También vosotros queréis marcharos?” Jesús, hijo de María, interpela a los suyos como Josué, hijo de Nun interpelara a los hebreos. En ambos casos se plantea la opción fundamental. Ahora es Pedro quien responde con una doble confesión:

• “Señor ¿A quien vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna”. En medio de la algarabía de las palabras de los hombres, habla el que es la Palabra misma de Dios. Entre tantas palabras efímeras y enfermizas, las palabras de Jesús brotan de la vida sin principio y llevan a la vida sin final.

• “Nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios”. En el mundo de hoy se establece con frecuencia un abismo entre el saber y el creer, entre la ciencia y la fe. El apóstol de Jesucristo sabe y cree que Jesús es el Mesías. Del enviado de Dios proviene la posibilidad de la realización integral del hombre y de lo humano.

¡Ojalá! (J. Martín Velasco)

Juan Martín Velasco (1934-...) es un teólogo y sacerdote español. Doctor en filosofía por Lovaina y profesor de fenomenología de historia de la religión en la Universidad Pontificia de Salamanca ha realizado a lo largo de su vida numerosas colaboraciones en las que ha pulsado el cristianismo y la vida de la Iglesia. Este libro recopila en sus 368 páginas los artículos de la última década y media. Por su variedad y profundidad de análisis (que no dificulta para nada su comprensión) es la propuesta que os hago.
Editado por PPC su precio ronda los 18 euros.
En esta editorial tiene publicadas otras obras como "El hombre y la religión", "Evangelizar, esa es la cuestión", "Orar para vivir" o "Mística y humanismo" (libros entre 15-25 euros)

Una "BUENA FUENTE" de vida

Ángel Moreno es un veterano sacerdote de la diócesis de Sigüenza-Guadalajara (España), es capellán del monasterio cisterciense de Buenafuente y párroco de los pueblos que lo circundan. Conocí sus reflexiones a través de mi buena amiga Pilar Mateos que ha participado en diversos ejercicios espirituales que Ángel ha impartido en el monasterio mencionado. Su sencillez cargada de una profundidad cristiana y vivencial me sorprendió muy gratamente. Este libro fue el primero que Pilar me regaló dedicado por su autor.
Os regalo una de esas aportaciones que recorren toda la obra que os presento: "La crisis espiritual que abate al hombre, en muchos momentos puede tener origen en una causa física: el cansancio y el agotamiento. No pongas en tela de juicio el Misterio, cuando lo que deberías cuestionarte es la medida de sosiego y vida interior que hay en tu proyecto".
Estructuradas en diversos temas (propio conocimiento, trabajo, silencio, oración, acogida, relaciones humanas, esperanza...) son buena fuente de reflexión personal para cada día.

Os enlazo una página para quien esté interesado en conocer mejor su obra y persona tenga información directa de la misma (leer más)

Carne y sangre (TOB20-12) por JR Flecha y Fano

“Venid a comer mi pan y a beber mi vino que he mezclado” Esas palabras parecen apropiadas para la publicidad de una posada medieval. El mesonero ofrece a los caminantes su pan y su vino. Bien sabe él que esos son los ingredientes fundamentales para iniciar un banquete. O al menos, lo primero que requiere el peregrino que llega hasta sus puertas.

Pero en la liturgia de hoy, el mesonero que así habla no es otro que la Sabiduría personificada. Como es habitual en la poesía hebrea, el texto del libro de los Proverbios (Pr 9, 1-6), incluye una segunda frase que explica la primera: “Dejad la inexperiencia y viviréis; seguid el camino de la prudencia”.

Ya sabemos que la sabiduría no es simple erudición. Es el discernimiento que nos ayuda a jerarquizar los valores. Es la sintonía con el proyecto de Dios. Así pues, es la Sabiduría quien nos alimenta y reconforta. Sólo ella marca el camino verdadero y orienta y guía a los caminantes. Sin el pan y el vino de la Sabiduría podemos extraviarnos y perecer agotados.

LA VIDA ETERNA
El relato evangélico que hoy se proclama (Jn 6, 51-58) recoge un texto importante del discurso de Jesús que sigue a la multiplicación de los panes y los peces. El Maestro se ha comparado previamente con el maná que alimentó a los hebreos en el desierto. Y se ha presentado a sí mismo como el pan bajado del cielo para dar la vida a los hombres.

En un paso sucesivo, identifica su pan con su propia carne y sangre: “Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida”. Para escándalo de los judíos que le oyen, Jesús explica su pensamiento con dos frases complementarias.

• “Si no coméis la carne del Hijo del hombre y no bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros”. Con la expresión negativa se nos advierte del riesgo de vivir junto a la fuente y morir de sed. En la totalidad reflejada por el cuerpo y la sangre, Jesús se nos entrega como el alimento imprescindible, que no puede ser despreciado.

• “El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo le resucitaré en el último día”. Con una expresión afirmativa se nos propone el gran don de una vida que supera los límites del tiempo y de la muerte. Jesús es la resurrección y la vida para todo el que se alimenta de su mensaje.

LA INTIMIDAD

Hay todavía otra frase afirmativa en el discurso del Maestro: “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. La oferta de la vida se completa ahora con la oferta de la intimidad.

• “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. Nos pasamos la vida cambiando de vivienda, y no sólo en el sentido material de la casa. Buscando un lugar espiritual en el que echar raíces. Un espacio que pueda ser nuestra morada. Un corazón en el que descansar. Eso y más es Jesús para el que se alimenta de su vida.

• “El que come mi carne y bebe mi sangre habita en mí y yo en él”. Jesús dijo una vez que no tenía donde reclinar su cabeza. En el Apocalipsis se dice que Él está a la puerta y llama para compartir nuestra mesa. Quien se alimenta de su cuerpo y de su sangre le ofrece, casa y descanso. Y comparte su intimidad.

El canto del pájaro (Anthony de Mello)

Esta es la primera recopilación de historias y cuentos que llevó a cabo el autor. Son unas enseñanzas espirituales breves, de corte paradójico, recogidas en oriente y que ya se han convertido en un clásico en el mundo occidental.
Anthony de Mello (India 1931 - Nueva York 1987) se formó como sacerdote jesuita en su India natal para pasar a abrir un centro de orientación pastoral en Lonavla. Centrado en los ámbitos de la meditación y los ejercicios espirituales es un personaje que despierta en ocasiones ciertos recelos metodológicos. El libro que aquí os presento es ameno, jugoso y nada sospechoso. Eso sí, logrará fortalecer la visión de la vida y de cómo la afrontamos a través de cuentos con moralejas sutiles.
Publicado por la Editorial Sal Terrae, consta de 215 páginas y su precio ronda los 10 euros.

Otros libros del mismo autor para la reflexión y la oración son los dos volúmenes de "La oracón de la rana" (I y II) publicados por la misma editorial con un coste de 12 euros.

El pan y la vida (TOB19-12) por JR Flecha y Fano

Elías fue elegido para ser el defensor del Dios único frente a la imposición política de los ídolos extranjeros. Pero fue elegido también para ser el defensor del pobre aplastado por los poderosos. Esa doble misión del profeta no había de ser fácil. De hecho lo lanzó a los caminos del desierto para defender su propia vida.

Gracias al pan y el agua que el ángel le muestra, Elías puede seguir su camino durante cuarenta días hasta el Horeb, el monte de Dios (1 Re 19,4-8). El profeta es el icono del creyente que sigue con fidelidad al Señor. El pan y el agua significan aquí la providencia y la fidelidad de Dios al que ha elegido para una importante misión.

El desierto es la tierra del despojo. Y de la más profunda verdad del ser humano. El desierto fue para el pueblo de Israel el lugar del encuentro con su Dios. También lo es para Elías. En un caso y el otro, el pan y el agua son los medios imprescindibles para vivir y afrontar la vida con valentía y disponibilidad ante el Señor.
VENIR A JESÚS
En el evangelio de hoy se recoge la reacción de los judíos a las palabras con las que Jesús se había revelado como el pan bajado del cielo. “¿Cómo dice que ha bajado del cielo?” Los judíos no pueden reconocer como venido del cielo a un hombre cuyos orígenes terrenos creen conocer. Se repite ahora la reacción de las gentes de Nazaret.

Jesús no parece extrañarse por esa desconfianza. Conoce bien de donde brota. No se la reprocha, pero marca el camino recto para llegar a Él. El texto emplea para ello una frase negativa y otra positiva, en las que se contraponen el “nadie” y el “todos”:

• “Nadie puede venir a mí si no lo trae el Padre que me ha enviado”. Es imposible llegar a reconocer y aceptar por las propias fuerzas el mesianismo de Jesús. Venir a Jesús es la clave y el sentido de la fe cristiana.

• “Todo el que escucha lo que dice el Padre y aprende, viene a mí”. Escuchar humildemente al Padre celestial y dejarse guiar por su voluntad: ése es el requisito y la condición para venir a Jesús.
VIVIR PARA SIEMPRE
El enviado por el Padre se presenta a sí mismo como el pan de la vida: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que coma de este pan vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo”. Cuando se escribe este evangelio, esa revelación cristológica forma ya parte de la conciencia y la celebración de las comunidades cristianas.

• “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo”. En la memoria permanece el recuerdo del maná del desierto. Jesús es el nuevo maná que el Padre ha entregado al pueblo de la nueva alianza. Gracias a él puede sostenerse en su peregrinación.

• “El que coma de este pan vivirá para siempre”. Los que se alimentaron del maná pudieron satisfacer su hambre, pero al fin murieron. En cambio, quien se alimenta del pan del Señor vive para siempre.

• “El pan que yo daré es mi carne, para la vida del mundo”. El pan que Jesús ofrece a su pueblo es su propia carne. Es su propia vida que entrega por él. Es decir, por su pueblo y por todo el mundo.

El regreso del hijo pródigo

El relato conocido como El hijo pródigo o el Padre misericordioso (Lc 15,11-32) sirvió de base al gran pintor holandés Rembrandt (1606-1669) para elaborar una obra antológica "El regreso del hijo pródigo" (aprox.1669) que hoy se conserva en el museo Hermitage de San Peterburgo. Este título sirvió al autor del libro que ahora os presento, Henri J.M. Nouwen, para reflexionar sobre el relato lucano y sobre las diferentes perspectivas de los protagonistas del mismo. El hijo menor, el hijo mayor y el padre dan sentido a los tres capítulos que organizan este libro de 158 páginas. Ni que decir tiene cuántas son las vivencias que nos colocan en la piel de alguno de estos tres personajes.
Editado por PPC en tapa dura su precio es de unos 15 euros. Una oportunidad para repensar nuestras actitudes desde dentro, dejando de ser meros espectadores para descubrir a través de los ojos de hijos y padre visiones particulares de cada día.

La transfiguración del Señor (6 agosto)






Esta web carmelita nos ofrece una estupenda LECTIO para reflexionar este pasaje evangélico. Busca unos minutos de tu tiempo de hoy y disfruta de la presencia del Señor en tu vida, SU VIDA (leer Lectio y comentario-reflexión)

El pan y el hambre (TOB18-12) por JR Flecha

“Nos habéis sacado a este desierto para matar de hambre a toda la comunidad”. Así suena la queja del pueblo de Israel, como se contiene en el texto bíblico que hoy se proclama (Éx 16, 2-4.12-15). Es una queja airada e injusta contra Moisés y Aarón, que se han jugado la la fama y la vida para librar a su pueblo de la esclavitud.

Pero el hambre es mala consejera. Contribuye a ver la realidad como una amenaza. Favorece la inquietud social. Y lleva a las gentes a la rebelión.

El libro del Éxodo recuerda hoy el paso de Israel por el desierto. Atrás queda la opresión sufrida en Egipto. Por delante, se promete el país de la libertad. Pero, en medio, se vive entre una nostalgia siempre tentadora, y una esperanza siempre difícil de alcanzar.

El desierto es soledad y austeridad. El desierto es hambre y sed. Y esa sensación de abandono y orfandad que lleva a los peregrinos a preguntarse si Dios se cuida de ellos. De ahí que el mana que aparece en la mañana sea más que un medio para saciar el hambre. Es la señal de que Dios es el Señor. Su Señor.
El evangelio de hoy (Jn 6, 24-35) continúa el relato de la multiplicación de los panes y los peces. Las gentes siguen a Jesús, pero él pretende cuestionar la sinceridad del seguimiento. Entonces y ahora se puede seguir al Señor por un interés inmediato. No es esa la actitud que corresponde a la fe.

El evangelio de Juan juega con tres palabras cargadas de espesor y de sentido: el trabajo, el signo y el pan.

• El trabajo que Dios quiere y espera es el de la fe. Creer en el que El ha enviado es la verdadera respuesta del creyente.

• El signo de la cercanía de Dios ya no es el maná de los tiempos del éxodo, sino su Hijo, enviado como alimento para el nuevo éxodo.

• El maná aparecía en la tierra. Pero el verdadero pan de Dios ha bajado del cielo y da la vida al mundo.

En este contexto, el evangelio pone en boca de Jesús una de esas frases con las que se nos revela su ser y su misión: “Yo soy el pan de vida. El que viene a mí no pasará hambre”. Una revelación que había de atravesar el bosque de los siglos.

• “Yo soy el pan de vida”. Jesús es el pan que sostiene nuestro diario vivir. Nos alimenta ya con el ejemplo de su vida, entregada al servicio de los pobres y los humildes. Nos alimenta con sus palabras, nacidas de la honda y eterna verdad de la que vino a dar testimonio. Y nos alimenta con su presencia-eucaristía, memoria de su entrega y de su pascua.

• “El que viene a mí no pasará hambre”. Ir a Él. No es posible detenerse, después de saber dónde está el horno del pan. Bien conocía Él nuestra insatisfacción. Mi los tesoros ni los honores pueden calmar nuestra hambre. Para saciar nuestro apetito de amor y de esperanza, hemos de ir a Él.