La venida del Señor Mc 13,33-37 (AVB1-14)

“Ojalá rasgases el cielo y bajases, derritiendo los montes con tu presencia” (Is 64,1). Ese  grito, que se encuentra en la tercera parte del libro del profeta Isaías, parece reflejar una situación de angustia y una gran esperanza. Y así es. Incluido en la primera lectura de la misa hoy, nos introduce de lleno en el espíritu del Adviento.
El profeta observa con preocupación la infidelidad de su pueblo. Son muchos los que andan extraviados. Dan muestras de tener un corazón endurecido. No invocan el nombre del Señor ni se esfuerzan por aferrarse a él. Lo admitan o no,  son víctimas de sus propias culpas. Pero el profeta reconoce que nadie hace tanto por su pueblo como el mismo Dios.
Por eso el profeta se dirige a él con una asombrosa confianza: “Señor, tú eres nuestro padre, nosotros la arcilla y tú el alfarero: somos todos obra de tu mano”. Y le pide que rasgue los cielos y se haga presente con su salvación en medio de su pueblo. Un anhelo que recoge el salmo responsorial al repetir: “Ven a salvarnos… ven a visitar tu viña” (Sal 79).

LA ESPERA Y LA TAREA

 También en el evangelio que hoy se proclama aparece por dos veces la alusión a la venida del dueño de la casa (Mc 13,33-37).  Es muy clara e intuitiva esa breve parábola de Jesús. Nos presenta a un  patrón que se va de viaje, asignando una tarea a cada uno de sus criados y encargando al portero de la casa que esté atento para recibirle a su regreso. 
Como se ve, el patrón no señala al partir el momento en que volverá a su casa. Este dato es muy importante. Él es el dueño de la casa y no pretende desentenderse de ella. Es su casa y quiere encontrarla abierta al regresar de su viaje. Él es el señor y quiere que sus criados cumplan con su misión siempre y en todo momento.
La parábola tiene una aplicación inmediata a este tiempo de Adviento que hoy comienza en la Iglesia latina de rito romano. Este es el tiempo que nos recuerda nuestra vocación a la esperanza. Nuestra fe nos lleva a vivir aguardando la venida del Señor y la manifestación de su reino en la tierra. Pero no esperamos en la ociosidad. Se nos ha confiado una tarea concreta. 

EL SUEÑO Y LA VIGILA

Por tres veces aparece en el evangelio de hoy la exhortación a la vigilancia. El dueño de la casa sabe de sobra que la rutina en el trabajo y el olvido de las tareas pueden generar sopor y somnolencia. Pero es preciso mantenerse despiertos.
• “Vigilad, pues no sabéis cuándo es el momento”. Es verdad que no sabemos cuándo se manifestará en su plenitud el reino que esperamos. Además, sufrimos la tentación de olvidar la importancia definitiva del momento que vivimos en el presente.     
• “Velad, pues no sabéis cuándo vendrá el dueño de la casa”. Casi siempre creemos que hay que velar, porque tememos la venida del Señor como la amenaza de un castigo. Pero olvidamos que también se mantiene en vela quien espera a la persona amada.  
• “Lo que os digo a vosotros, lo digo a todos: ¡Velad!” La exhortación de Jesús se dirige a cada uno de nosotros. No podemos vivir en la acedia ni en el pesimismo estéril, como dice el Papa Francisco. Esperar es operar. Aguardar la venida del Señor nos lleva a vivir  con generosidad la vocación al amor y el compromiso con la vida, con la verdad y la justicia.

Discurso papa Francisco ante el Parlamento Europeo (25-11-2014)

Señor Presidente, Señoras y Señores Vicepresidentes,
Señoras y Señores Eurodiputados,
Trabajadores en los distintos ámbitos de este hemiciclo,
Queridos amigos

Les agradezco que me hayan invitado a tomar la palabra ante esta institución fundamental de la vida de la Unión Europea, y por la oportunidad que me ofrecen de dirigirme, a través de ustedes, a los más de quinientos millones de ciudadanos de los 28 Estados miembros a quienes representan. Agradezco particularmente a usted, Señor Presidente del Parlamento, las cordiales palabras de bienvenida que me ha dirigido en nombre de todos los miembros de la Asamblea.
Mi visita tiene lugar más de un cuarto de siglo después de la del Papa Juan Pablo II. Muchas cosas han cambiado desde entonces, en Europa y en todo el mundo. No existen los bloques contrapuestos que antes dividían el Continente en dos, y se está cumpliendo lentamente el deseo de que «Europa, dándose soberanamente instituciones libres, pueda un día ampliarse a las dimensiones que le han dado la geografía y aún más la historia».[1]
Junto a una Unión Europea más amplia, existe un mundo más complejo y en rápido movimiento. Un mundo cada vez más interconectado y global, y, por eso, siempre menos «eurocéntrico». Sin embargo, una Unión más amplia, más influyente, parece ir acompañada de la imagen de una Europa un poco envejecida y reducida, que tiende a sentirse menos protagonista en un contexto que la contempla a menudo con distancia, desconfianza y, tal vez, con sospecha.
Al dirigirme hoy a ustedes desde mi vocación de Pastor, deseo enviar a todos los ciudadanos europeos un mensaje de esperanza y de aliento.

¡URGENTE! Intolerancia contra el papa Francisco

La plataforma española "Hazteoir" está pidiendo el apoyo al papa Franscisco. ¿La razón? Su inminente discurso ante el Parlamento Europeo el próximo martes día 25 de noviembre ha movilizado a sectores laicistas y un partido minoritario y extremista español Izquierda Plural busca abanderar la queja que se transforme en presión para que dicho Parlamento retire la invitación al papa.

Piden que expreses tu apoyo a Santo Padre porque sí nos sentimos representados por él. Sólo tienes que poner tu nombre y apellidos, correo electrónico y país. En escasos 4 días ya nos hemos sumados más de 28.000 personas ¿Vamos a hacer algo? ¡¡¡ Únete !!!

El rey pastor Mt 25,31-46 (TOA34-14)

“Yo mismo en persona buscaré a mis ovejas siguiendo su rastro…Voy a juzgar entre oveja y oveja, entre carnero y macho cabrío”. Ese es el comienzo y el fin de la primera lectura que hoy se proclama (Ez 34, 11.17). El profeta Ezequiel ha recriminado de parte de Dios a los malos pastores de Israel, que se apacientan a sí mismos  y se aprovechan del rebaño.
 Por eso Dios promete arrebatar su rebaño de la mano de esos malos pastores y arrancar las ovejas de su boca. Y no sólo eso. Dios mismo promete cuidar de su rebaño y velar por él. Lo conducirá a los mejores pastos, buscará a la oveja perdida y sanará a las heridas y a las enfermas. A las fuertes y gordas las apacentará como es debido.
 Esas palabras podían ser comprendidas fácilmente por quienes escuchaban al profeta. Tal vez muchos de ellos se alegrarían de esa intervención del mismo Dios en la situación de corrupción en que vivían. Pero el profeta sabe que Dios es silencioso y bondadoso, pero no es imparcial.  El Pastor habrá de juzgar con justicia el comportamiento de unos y de otros. 

EL JUICIO DEL SEÑOR

 Al leer el evangelio que se proclama en esta fiesta de Cristo Rey (Mt 25,31-46) imaginamos sin duda el fresco del Juicio Final que Miguel Ángel pintó en la Capilla Sixtina. Esa impresionante escena nos lleva a examinar nuestro comportamiento diario. Pero este texto es sobre toda una reflexión sobre Jesús, su identidad y su misión, como se ve por los títulos que se le atribuyen.
• Jesús es el Hijo del Hombre y el hijo del Padre, cuya bendición y maldición pronuncia como una sentencia definitiva en el momento decisivo de la historia.
• Jesús es el Pastor,  que conoce con tal profundidad a sus ovejas y a sus cabras que puede separarlas justamente  de acuerdo con la índole y la conducta que han observado. 
• Jesús es el Rey y el Señor, que administra justicia de acuerdo con las acciones y las omisiones de los que deberían haberlo reconocido, acogido y socorrido durante su vida.
El texto sugiere todavía una reflexión inolvidable. El pueblo de Israel esperaba un Mesías que viniera a hacer justicia a sus gentes y a castigar a sus enemigos. Pero el texto evangélico anuncia que ante el Rey-Pastor se reunirán “todas las naciones”. El juicio universal del Señor se pronuncia sobre los que se sienten elegidos por él, y también sobre aquellos que no lo conocen. 

Y EL CRITERIO DEL JUICIO

Tras invitarnos a contemplar al Juez, el evangelio de hoy nos invita a volver la mirada a los que han de ser juzgados por él, a reflexionar sobre el criterio del juicio, y considerar el destino que les aguarda: a unos el Reino “preparado” para ellos, y a otros el fuego que no estaba en principio “preparado” para ellos.   
• “Venid benditos de mi Padre… porque tuve hambre y me disteis de comer”. Jesús había ya declarado una norma fundamental: “Quien a vosotros recibe a mí me recibe; y quien me recibe a mí, recibe a aquel que me envió” (Mt 10,40). El camino estaba claro. El juicio evidencia que algunos habían aceptado esa identificación de todo hombre con Jesús y con su Padre.
• “Apartaos de mí malditos… porque tuve hambre y no me disteis de comer”. El diálogo se repite. El criterio de la justicia no es la aceptación de unas verdades de fe ni el número y fervor de unas oraciones. El juicio consiste en examinar si los juzgados han comprendido que todo servicio de amor a los “humildes” era un servicio prestado a Jesucristo, el “hermano” universal.

Misioneros españoñes en el mundo

Interesante artículo con testimonios de diversos misioneros españoles en el mundo (Seguir leyendo)

El trabajo y la esperanza Mt 25,14-30 (TOA33-14)



“Una mujer hacendosa ¿quién la hallará?…Cantadle por el éxito de su trabajo, que sus obras la alaben en la plaza” Merece la pena volver a leer este elogio de la mujer trabajadora que se encuentra en el libro de los Proverbios (31, 10-31). Se dice que estas palabras pueden aplicarse a la sabiduría, que es la fuente de la verdadera riqueza y de la felicidad.
 Pero este texto incluye también una alabanza al valor del trabajo humano, aquí reflejado en la dedicación de una mujer al esplendor de su casa y al bienestar de su familia, el trabajo es visto con frecuencia como una maldición. Pero bien sabemos cuánto dolor y disgusto ocasiona a la persona verse privada de él.
La imagen de la mujer trabajadora es un hermoso canto a las posibilidades humanas de colaborar con la obra divina de la creación. Esta imagen nos invita, además, a reflexionar sobre el trabajo vínculo social y familiar. Laborar es siempre colaborar. Y una gran parte de la felicidad que el trabajo comporta es precisamente la de servir al amor mutuo.  

LOS TALENTOS

 En el evangelio que se proclama en este domingo se recoge la parábola de los talentos. (Mt 25,14-30). Por su situación, entre la parábola de las doncellas invitadas a la boda y la profecía del juicio final, este texto se nos presenta como una preciosa lección sobre la esperanza cristiana y las actitudes que comporta.
Con demasiada frecuencia se ha acusado a los cristianos de vivir mirando al cielo, de forma que ignoran lo que ocurre en este suelo. Pero esa acusación no puede responder a la verdad. Como recordó el Concilio Vaticano II, la mirada orientada hacia el más allá no nos impide observar las realidades y los desafíos que se nos presentan en el más acá.
La esperanza cristiana no justifica la pereza del criado que ha recibido de su amo un talento y lo esconde en la tierra. Precisamente el que presume de conocer a su señor es el que no hace nada por aumentar el capital que le ha sido confiado. O por reclutar a otros hermanos para la vida del Evangelio, que eso es lo que significa negociar con los talentos recibidos.   

EL BANQUETE

“Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor. Como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante. Pasa al banquete de tu Señor”. Así habla el Señor a los criados que han redoblado los talentos que Él les entregó.
• “Muy bien. Eres un empleado fiel y cumplidor”. Nosotros no somos los dueños del Evangelio. El Señor es el dueño, nosotros somos sus empleados. Estamos al servicio de Aquel que es  nuestro Señor. Él espera de nosotros que aceptemos fielmente su encargo.
• “Como has sido fiel en lo poco, te daré un cargo importante”.  La Biblia presenta una y otra vez la fidelidad como uno de los atributos de Dios y de Jesucristo. Es también nuestra vocación. En realidad, toda nuestra fidelidad es bien poca cosa comparada con la suya.
• “Pasa al banquete de tu Señor”. El Señor no se deja ganar en generosidad. Nuestra fidelidad en las pequeñas tareas a favor del Evangelio recibirá un premio inefable. El banquete es la imagen adecuada para reflejar la felicidad de la intimidad con el mismo Dios.

Sta. Teresa de Jesús. Libro viajero en el cole

El libro viajero dedicado este año a Sta. Teresa de Jesús ha pasado por el colegio de Navatejera. En esta ocasión han sido los alumnos del aula de 4ºC los que han aplicado letra, luz y color a nuestra colaboración. Han seleccionado valores importantes y el punto de vista de la santa avulense para retratar las dos páginas asignadas. Felicidades.


Influencia de Sta. Teresa de Ávila en Sta. Teresa de Lisieux

El libro del P. Emmanuel Renault nos habla del influjo de la carmelita española en la carmelita francesa, pero no intentando comparar, sino intentando profundizar en ese influjo, lo que nos permitirá adentrarnos más en el conocimiento de la vida espiritual de santa Teresita. Con su método riguroso, sus citas precisas y su conocimiento de la vida carmelitana y de su historia, el autor nos ofrece un libro que nos lleva más allá en el conocimiento de la santa de Lisieux, cuyo misterio, con ser tan sencillo, es inagotable.

Editorial: Monte Carmelo
Autor: Emmanuel Renault
ISBN 978-84-8353-403-8
320 páginas
Precio: 18 euros

El templo y su misterio Lc 15,1-10 (basílica de Letrán en TOA32-14)

“Del zaguán del templo manaba agua hacia levante”. Es hermosa esa imagen que nos trasmite el profeta Ezequiel y que la liturgia proclama en este día (Ez 47,1-2.8-9.12). De los cimientos mismos del templo de Jerusalén, el profeta ve brotar un abundante manantial de aguas. Este torrente cruza el desierto y llega hasta purificar las aguas salobres del Mar Muerto. De esta forma “habrá vida dondequiera que llegue la corriente”.
Esta visión profética nos introduce hoy en la celebración de esta fiesta de la Dedicación de la Basílica de San Juan de Letrán, consagrada ya en el año 324 a Jesucristo Salvador. Una enorme inscripción grabada en la base de una de las pilastras de la fachada nos la presenta como “Cabeza y Madre de todas las iglesias de la Urbe y del Orbe”.   
Pero la dedicación de esta Iglesia, catedral del Obispo de Roma, nos lleva a dar gracias a Dios por su presencia entre nosotros. Y, sobre todo, a recordar que todos los bautizados somos templo de Dios y que el Espíritu de Dios habita en nosotros, como se lee hoy en la primera carta de San Pablo a los Corintios (1 Cor 3,9-11.16.17),
EL TEMPLO DEL RESUCITADO
 En el evangelio que se proclama en esta fiesta, recordamos también la reacción de Jesús ante los mercaderes que inundaban los atrios del templo de Jerusalén (Jn 2,13-22). A muchos cristianos les agrada imaginar aquel episodio, para afirmar a continuación que también hoy Cristo tendría que limpiar no sólo el templo material sino toda la Iglesia de Dios.
 Y es verdad. Pero el texto evangélico subraya especialmente unas palabras de Jesús que resultaron misteriosas en su tiempo: “Destruid este templo y en tres días lo levantaré”. Bien sabemos que el discurso de Jesús sonaba a blasfemia a los oídos de aquellos que veneraban el templo de Dios más que al Dios del templo.
Sin embargo, el texto evangélico anota oportunamente que “Jesús hablaba del templo de su cuerpo”. Recordar es pasar la historia por el filtro del corazón. Y los discípulos recordaron cordialmente esas palabras cuando Jesús hubo resucitado de entre los muertos. Levantar el templo era para Jesús triunfar sobre la muerte y anunciar la buena noticia de la vida.
LA TENTACIÓN DEL MERCADO
Además de este sentido cristológico, el evangelio de hoy contiene una importante nota moral. Jesús quiere que tanto nuestro cuerpo como el cuerpo mismo de la Iglesia sean reconocidos como morada de Dios:
• “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. En una cultura marcada por la frivolidad, es bueno recordar que nuestro cuerpo y el de los demás es morada de Dios. El respeto al cuerpo es un deber que brota de la fe bautismal. 
• “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. En un mundo afectado por el interés, conviene tener presente que también el mundo creado ha de ser respetado como casa de Dios y casa del hombre. La ecología y la ecoética son impensables si se pierde la esperanza en el futuro.
• “No convirtáis en un mercado la casa de mi Padre”. En un mundo señalado por el individualismo, es necesario redescubrir el valor de la comunidad. La Iglesia es el lugar donde se nos revela Dios. Y nada puede hacerle perder ese carácter sagrado. 

¿Cómo es Dios según santa Teresa?

La profundidad mística de santa Teresa de Jesús entraña un encuentro con Dios de un nivel excepcional, por ello nos volvemos a ella para conocer qué sentimientos, qué vivencias, qué intuiciones, qué penas y qué alegrías le produjo su cercanía con Dios. Una cosa es cierta: Dios es para ella no solo el Omnipotente, el Absoluto, el Eterno e Infinito, sino, sobre todo, una Comunión de Amor, semejante a un buen padre y una buena madre con sus hijos, parecido a un esposo y una esposa que se quieren de verdad, o a un amigo que es capaz de dar la vida por sus amigos. Por ello pudo exclamar: “Solo Dios basta”. Y también exclamar: “Para esto es la oración, hijas mías; de esto sirve este matrimonio espiritual; de que nazcan siempre obras, obras".

Editorial Monte Carmelo
Autor: Rogelio García Mateo
 ISBN 978-84-8353-614-8
168 páginas 
Precio: 14 euros