Uno de los supuestos miedos atribuidos a la Iglesia es el que se conozcan los evangelios apócrifos. Nada más alejado de la realidad. Nuestros templos están llenos de ejemplos de cómo algunas informaciones de éstos han sido asumidos y celebrados. Llegados a este segundo domingo de Pascua que pone uno de sus focos en el apóstol Tomás, el incrédulo aunque creyente, os animo a conocer El Evangelio de Santo Tomás que se centra en la infancia y juventud de Jesús. (Leer evangelio de Tomás)
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