NOVIEMBRE: Personajes bíblicos, fin del Año Litúrgico, fichas, manualidades, actividades, libros, humor, juegos, cómics, resúmenes, fichas, lecturas, videoclips, música... ***Si bien los materiales propios del blog están protegidos, su utilización ES LIBRE (aunque en ningún caso con fines lucrativos o comerciales) siempre que se conserve el diseño integral de las fichas o de las actividades así como la autoría o autorías compartidas expresadas en las mismas.
Familia y misericordia Lc 2,41-52 (NAC2015)
Este año ha estado marcado
por la celebracion del Sínodo de Obispos sobre la Familia y por el inicio del
Año Santo de la Misericordia. Han sido dos grandes eventos en la vida de la
Iglesia. Pero no pueden quedar en eso. Seguramente los dos acontecimientos
tienen algo que decir a nuestras familias cristianas.
El Sínodo ha analizado la
situacion de la familia en el mundo de hoy, en el que se entrecruzan tantas
ideas diversas sobre el amor y la fidelidad conyugal, sobre el matrimonio y el
servicio a la vida. Ha sido una ocasión para preguntarnos cómo vivimos en
familia. Y cómo anunciamos los valores de la familia cristiana.
El Año Santo de la
Misericordia nos invita a implorar el perdón de Dios y a reconocer las
misericordias de que ha inundado nuestra vida. Y nos invita también a impartir
generosamente el perdón que recibimos de él y a practicar con asiduidad las
obras de misericordia. También en estos dos aspectos, la familia ha de examinar
su ser y su misión.
BÚSQUEDA Y ENCUENTRO
Conocemos bien el texto
evangélico que se proclama en esta fiesta (Lc 2, 48-52). El episodio del Niño
perdido y hallado en el templo no es un
relato sobre la travesura de un
adolescente. Menos aún es la noticia de un matrimonio que se desentiende de su
hijo durante unos días.
Este relato es un anticipo
de la pasión y muerte de Jesús, perdido y secuestrado por las autoridades del
templo y encontrado al tercer día gracias a la intervención del Padre celestial.
Es una meditación en la que sobresalen dos preguntas de Jesús.
- “¿Por qué me buscabais? La categoría de la “búsqueda” es muy
inmportante en la Biblia. También a nosotros se nos dirige esa pregunta de
Jesús. ¿Sabemos en realidad por qué le buscamos? ¿No estaremos buscándonos a
nosotros mismos?
- “¿No sabíais que yo debía estar en la casa de mi Padre?” También
esa pregunta nos interpela. ¿Sabemos en realidad dónde tiene que estar Jesús?
¿No lo situamos con frecuencia en el terreno de nuestros propios intereses?
ESPACIO PARA LA MISERICORDIA
La fiesta de la Sagrada
Familia puede pasar inadvertida en medio de los festejos de la Navidad. Son
muchas las cosas que atraen y ocupan nuestra atención. En este año jubilar de
la misericordia, la fiesta de la Sagrada Familia debería tener para nosotros un
carácter muy especial.
• La familia es una escuela donde se escucha con atención y
se proclama con decisión y alegría la palabra de la misericordia.
• La familia es, además. un santuario donde se invoca en oración ese
don y se celebra esa gracia del perdón.
• La familia es, finalmente,
un taller en el que se trata de poner
en práctica esa tarea y esa responsabilidad de la compasión.
La Navidad y el papa Francisco
"La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendria bien un poco de silencio, para oir la voz del Amor."
Los ángeles de Navidad eres tú, cuando cantas al mundo un mensaje de
paz, de justicia y de amor. La estrella de Navidad eres tú, cuando
conduces a alguien al encuentro con el Señor. Eres también los reyes
Magos, cuando das lo mejor que tienes sin importar a quien. La música de
Navidad eres tú cuando conquistas la armonía dentro de ti. El regalo de
Navidad eres tú, cuando eres de verdad amigo y hermano de todo ser
humano. La tarjeta de Navidad eres tú, cuando la bondad está escrita en
tus manos. La felicitación de Navidad eres tú, cuando perdonas y
reestableces la paz, aun cuando sufras. La cena de Navidad eres tú,
cuando sacias de pan y de esperanza al pobre que está a tu lado. Tú
eres, sí, la noche de Navidad, cuando humilde y consciente, recibes en
el silencio de la noche al Salvador del mundo sin ruidos ni grandes
celebraciones; tú eres sonrisa de confianza y de ternura, en la paz
interior de una Navidad perenne que establece el Reino dentro de ti. Una
muy Feliz Navidad para todos los que se parecen a la Navidad.
El grito de Isabel Lc 1,26-38 (ADC4-15)
“Belén
de Efrata, pequeña entre las aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel”
Así comienza la primera lectura que se lee en la misa de este cuarto domingo de
Adviento (Mi 5,2). Seguramente el profeta Miqueas recuerda la elección de David
por parte del profeta Samuel. En aquella pequeña aldea había ungido a aquel
joven como futuro rey de Israel.
La
pequeñez del lugar de origen marcaba un fuerte contraste con la grandeza del
reino que se vislumbraba en el futuro. Así que la observación de la pequeñez de
Belén resonaba en la memoria como una parábola y una profecía. Evidentemente,
Dios tiene su predilección por lo que parece insignificante a los ojos de los
hombres.
También
hoy, son los gestos de los más humildes y de los más pequeños los que nos
ayudan a abrir los ojos para descubrir las señales de Dios. Las palabras de los
más pequeños y marginados nos llevan con frecuencia a descubrir la verdad y la
actualidad del Evangelio.
EL
SALUDO Y LA ALEGRÍA
En el evangelio de Lucas que se proclama en
este cuarto domingo de Adviento (Lc 1, 39-45) aparecen dos mujeres. Las dos
están esperando un hijo, cuyo nacimiento parecía totalmente imposible. Dios nos
sorprende al elegir la pequeñez de Belén. Pero más nos sorprende por el modo
como viene el Mesías a nuestro mundo.
En
el relato se repiten por tres veces las palabras que se refieren al saludo
entre María e Isabel. El saludo es siempre signo de un encuentro humano. Es una
señal de cortesía. Pero es también manifestación de la buena voluntad. Implica
la mutua acogida. Y el intercambio de buenos deseos. De una buena noticia.
Por
otra parte, el saludo de María a Isabel suscita la alegría del niño, que salta
de gozo en el vientre de su pariente Isabel. María es modelo de evangelización.
Lleva consigo una buena noticia. En realidad su sola presencia es ya portadora
de un buen mensaje. Y de un buen Mensajero.
BENDICIÓN
Y DICHA
Isabel
acoge y saluda a María con un grito de
alegría. Y le dirige dos palabras típicas de la fe que ha heredado de su pueblo
y que se está convirtiendo en vida en su propia vida.
•
“¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!” María y su
hijo son depositarios de las bendiciones del Altísimo. Pero esa bendición no es
un privilegio para ser guardado con celo. Tanto el Hijo como la Madre habrán de
ser fuente de bendición para generaciones enteras de creyentes.
•
“Dichosa tú que has creído, porque lo que te ha dicho el Señor se cumplirá”. A
María se dirige la primera bienaventuranza del Evangelio. Efectivamente, ella
es feliz no sólo por su maternidad, sino por su fe. Como dice san Agustín, “la
Palabra de Dios se hizo vida en su vientre porque antes se había hecho verdad
en su mente”.
Misericordiosos como el Padre
Los
ocho subsidios que componen los capítulos de este libro están pensados
para hacernos penetrar en las dimensiones esenciales de este Año de la
Misericordia, tal como se presentan en la bula Misericordiae vultus. Cada
subsidio va precedido por una breve presentación de Mons. Rino
Fisichella, que da su lugar y su orientación a los diversos temas. Se
trata de instrumentos que podrán ser fácilmente utilizados en la
catequesis, en la lectio y en la oración. Están escritos por
expertos en cada materia, que han tratado también de proponer los temas
con un lenguaje ágil y accesible para los fieles.
Consultar índice (clic)
Autor:Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización
Editorial: BACpopular
ISBN 978-84-220-1833-9
544 páginas
Precio 23,08 euros
Audiencia 9-12-2015. Sentido del año de la misericordia
Ayer he abierto aquí, en la basílica de San Pedro, la Puerta santa del Jubileo de la misericordia, después de haberla abierto en la catedral de Bangui,
en Centroáfrica. Hoy quisiera reflexionar juntamente con vosotros
acerca del significado de este Año santo, respondiendo a la pregunta: ¿por qué un Jubileo de la Misericordia? ¿Qué significa esto?
La Iglesia tiene necesidad de este momento extraordinario. No digo:
es bueno para la Iglesia este momento extraordinario. Digo: la Iglesia
necesita este momento extraordinario. En nuestra época de profundos
cambios, la Iglesia está llamada a ofrecer su contribución peculiar,
haciendo visibles los signos de la presencia y de la cercanía de Dios. Y
el Jubileo es un tiempo favorable para todos nosotros, para que
contemplando la Divina Misericordia, que supera todo límite humano y
resplandece sobre la oscuridad del pecado, lleguemos a ser testigos más
convencidos y eficaces.
Dirigir la mirada a Dios, Padre misericordioso, y a los hermanos
necesitados de misericordia, significa orientar la atención hacia el contenido esencial del Evangelio:
Jesús, la Misericordia hecha carne, que hace visible a nuestros ojos el
gran misterio del Amor trinitario de Dios. Celebrar un Jubileo de la
Misericordia equivale a poner de nuevo en el centro de nuestra vida
personal y de nuestras comunidades lo específico de la fe cristiana, es
decir Jesucristo, el Dios misericordioso.
Un Año santo, por lo tanto, para vivir la misericordia. Sí,
queridos hermanos y hermanas, este Año santo se nos ofrece para
experimentar en nuestra vida el toque dulce y suave del perdón de Dios,
su presencia junto a nosotros y su cercanía sobre todo en los momentos
de mayor necesidad.