El hambre y la sed Jn 6,24-35 (TOB18-21)

“Al atardecer comeréis carne, por la mañana os hartaréis de pan; para que sepáis que yo soy el Señor Dios vuestro” (Éx 16,12). Eso anuncia Moisés a su pueblo de parte de Dios. A pesar de las murmuraciones de sus hijos, el Dios que los ha liberado de la opresión no los abandona en el desierto. Las codornices y el maná son el signo de su protección.

El salmo responsorial nos invita a proclamar esa misericordia de Dios que no abandona al pueblo que olvida el milagro de su liberación: “El Señor les dio pan del cielo” (Sal 77).

 Por otra parte, la lectura continua de la carta a los Efesios  nos exhorta a renovarnos en la mente y en el espíritu. Estamos llamados a vivir la nueva condición humana creada a imagen de Dios. Solo así podremos liberarnos de esa paganía que comporta la vaciedad del pensamiento (Ef 4,17.20-24).

CONTRASTES Y AVISOS

En la lectura evangélica se recuerda el discurso que Jesús pronunció en la sinagoga de Cafarnaúm después del episodio de la distribución de los panes y los peces (Jn 6,24-35). El texto presenta al menos tres  contrastes que nos interpelan también a nosotros:

• “Me buscáis no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros”. Es importante esa alusión a la “búsqueda” del Señor. También nuestra forma de buscar a Dios puede deberse al miedo o al interés. Nuestra búsqueda revela el espíritu con el que nos acercamos al Señor. Buscarlo por egoísmo es una ofensa a su amor. 

• “Trabajad no por el alimento que perece sino por el alimento que perdura”. Es evidente que tenemos que trabajar para vivir. Pero nuestra supervivencia diaria no debería hacernos olvidar la gloria que Dios nos promete. La preocupación por el presente no puede hacernos ignorar el futuro que nos espera.  

• “No fue Moisés quien os dio pan del cielo, sino que es mi Padre quien os da el verdadero pan del cielo”. Son muchas las personas que, a lo largo de la vida, nos han ayudado a aceptar la voluntad de Dios. En sus consejos y en su ejemplo queremos descubrir y agradecer la providencia del Dios que nunca nos ha abandonado. 

 PAN Y AGUA

Tras la multiplicación y distribución de los panes y los peces, Jesús manifiesta que solo él puede saciar el hambre de los que lo buscan.

• “Yo soy el pan de vida”. Jesús había asegurado a una mujer samaritana que él podía darle el agua que salta hasta la vida eterna. Ahora se presenta  a sí  mismo como el pan de la vida. A nuestra hambre y  nuestra sed solo él puede responder adecuadamente. 

• “El que viene a mí no pasará hambre”.  Bien conocemos nuestra hambre de pan y de sentido. Pero hemos de confesar que a veces hemos tratado de satisfacerla con alimentos impropios de nuestra dignidad.  No es extraño que sigamos sufriéndola cada día.

• “El que cree en mí no pasará nunca sed”. Jesús manifiesta su sed al principio de su misión y a la hora de su muerte. Con fe nosotros repetimos una antigua petición: “Agua del costado de Cristo, lávame”.  

El pan de vida frente a la Ley Jn 6,24-35 (TOB18-21)

1.El evangelio de Juan nos lleva de la mano hasta la ciudad de Cafarnaúm a donde Juan quiere traernos después de la multiplicación de los panes, cuando Jesús huye de los que quieren hacerle rey evitando un mesianismo político. Todo es, no obstante, un marco bien adecuado para un gran discurso, una penetrante catequesis sobre el pan de vida, en la que confluirán elementos sapienciales y eucarísticos. Este discurso es de tal densidad teológica, que se necesita ir paso a paso para poder asumirlo con sentido. Jesús no quiere que le busquen como a un simple hacedor de milagros, como si se hubieran saciado de un pan que perece. Jesús hacía aquellas cosas extraordinarios como signos que apuntaban a un alimento de la vida de orden sobrenatural. De hecho, en el relato se dice que Moisés les dio a los israelitas en el desierto pan, por eso lo consideran grande; esa era la idea que se tenía. Jesús quiere ir más allá, y aclara que no fue Moisés, sino Dios, que es quien tiene cuidado de nuestra vida.

2.Aunque el pan que sustenta nuestra vida es necesario, hay otro pan, otro alimento, que se hace eterno para nosotros. Juan, por su parte, quiere ir a lo cristológico, bajo la figura del Hijo del hombre. Los rabinos consideraban que el maná era el signo de la Ley y ésta, pues, el pan de vida; el evangelista combate dicho simbolismo en cuanto el maná es un alimento que perece (como lo hace notar el texto de Ex 16,20) y, por la misma razón, en esta oposición entre Jesús y la Ley, se pone de manifiesto que la ley es un don que perece para dar paso a algo que permanece para siempre. Jesús es el verdadero pan de vida que Dios nos ha dado para dar sentido a nuestra existencia. El pan de vida desciende del cielo, viene de Dios, alimenta una dimensión germinal de la vida que nunca se puede descuidar. La revelación joánica de Jesús: “yo soy” (ego eimi) es para escuchar a Jesús y creer en El, ya que ello, en oposición a la Ley, nos trae el sentido de la vida eterna.

3.El discurso refleja toda la entraña polémica de la escuela o la comunidad joánica. No estamos ante un discurso estético o simplemente literario. Ya vimos el domingo pasado que el relato de la multiplicación de los panes era la “excusa” del autor o los autores del evangelio de Juan para este discurso de hoy que llevará a una de las crisis en el entorno del mismo Jesús (y según la interpretación de la escuela joánica). Estamos, sin duda, ante un discurso que todavía es “sapiencial” para acabar siendo “eucarístico” a todos los efectos como reconocen los grandes intérpretes (Jn 6,53-58). Diríamos que en esta parte del discurso de Jn 6 se nos está hablando del “pan de la verdad”, que es la palabra de Jesús en oposición a la Ley como fuente de verdad y de vida para los judíos. Antes, pues, de pasar a hablarnos del pan de la vida, se nos están introduciendo en todo ello, por medio del signo y la significación del maná, del pan de la verdad. Y el pan de la verdad nos ha venido, de parte de Dios, por medio de Jesús que nos ha revelado la fuente y el misterio de Dios, del misterio de la vida.

Fray Miguel de Burgos Núñez

Fuente: https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/1-8-2021/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/

Aprender a acompañar

La presente obra es un manual práctico de habilidades para aprender a acompañar en su crecimiento personal a los alumnos adolescentes y a sus familias. La autora entiende la docencia como una práctica que va mucho más allá de la mera transmisión de contenidos académicos, y plantea que el docente debe aspirar a ayudar al adolescente a aprender a pensar por sí mismo y a empezar a elaborar su proyecto de vida personal. Y, para conseguirlo, el desarrollo de la inteligencia emocional y el aprendizaje del cultivo de la propia interioridad son fundamentales.
En el libro se ofrecen técnicas elaboradas a partir de la propia experiencia, que la autora expone de una manera clara y amena, añadiendo a las explicaciones teóricas el análisis de casos prácticos y una serie de ejercicios para entrenar las habilidades de acompañamiento.




Autora Loreto Areal Hidalgo
Editorial PPC-SM
ISBN 9788428837194
216 páginas
Precio: 18 euros (papel)


La escuela tiene la tarea de cooperar para que la persona llegue a su plenitud en todas sus dimensiones, para que llegue a ser todo lo que puede llegar a ser. Para ello, trabajar el interior es un elemento necesario: parar, reposar, observar, pensar, respirar, meditar… En un mundo tan veloz, distraído y ruidoso como el actual, el cultivo del universo interior es el regalo más exquisito para los alumnos. Este libro ofrece propuestas prácticas explicadas en detalle e interesantes recursos creativos, incluidas canciones, para aplicar en el aula.

Autor: Lorenzo Sánchez Ramos

Editorial PPC

ISBN 9788428832939

264 páginas

Precio: 20,80 euros (papel)

Papá Dios


Patxi Velasco FANO, libre como el viento y generoso hasta el extremo, nos ha regalado desde principios de siglo a través de la página de la diócesis de Málaga miles de dibujos llenos de vida y colorido, que han aparecido en decenas de libros y en centenares de páginas de todo el mundo. Sus dibujos son evangelio vivido desde su familia (es padre de tres hijos) y desde su comunidad cristiana y traducen su compromiso como director en el colegio María de la O de Los Asperones, en Málaga, y como colaborador asiduo con Cáritas y otros organismos sociales. En esta obra, la primera enteramente suya, vivida, orada y sentida antes de ser plasmada en imágenes y texto, nos regala el rostro de Dios descubierto desde el encuentro con Jesús de Nazaret. Pura mística para nuestro siglo XXI.



Autor: Patxi Velasco Fano
Editorial San Pablo
ISBN  978-84-288-2996-0
132 páginas
15 euros (papel)

Cómo ovejas sin pastor Mc 6,30-34 (TOB16-21)

 “¡Ay de los pastores que dispersan y dejan que se pierdan las ovejas de mi rebaño!”. El profeta Jeremías pone en la boca de Dios este lamento por su pueblo, que se ve disperso y desorientado (Jer 23,1-6). Pero la culpa no es solamente del rebaño, sino de los dirigentes que han olvidado la responsabilidad que se les ha confiado.  

Los pastores dispersan al pueblo en lugar de reunirlo en paz y en armonía. Pero el Señor  anuncia su decisión de intervenir de dos maneras. En primer lugar reunirá a sus ovejas para que crezcan y se multipliquen. Y, además, elegirá buenos pastores para que las apacienten y cuiden de  modo que no teman y se espanten, como suele suceder en los rebaños. 

Como era de esperar, la liturgia nos invita a repetir una confesión inolvidable: “El Señor es mi pastor, nada me falta” (Sal 22). Por otra parte, el domingo pasado la carta a los Efesios nos recordaba los dones de nuestra elección, nuestra filiación y nuestra redención. Hoy proclama que Dios ha derribado los muros que nos separaban (Ef  2,13-18).

LA COMPASIÓN

También el domingo pasado, el evangelio evocaba el estilo propio que había de distinguir a los discípulos que Jesús enviaba en misión por delante de él. Hoy vemos que los discípulos ya están de regreso para reunirse con Jesús y darle cuenta de lo que han hecho y enseñado (Mc 6,30-34). El relato contiene algunos detalles que revelan la identidad del Maestro y el contexto de su actuación.

• En primer lugar, son muchas las gentes que acuden a escuchar a Jesús, de modo que él y sus discípulos apenas encuentran tiempo y privacidad para comer y descansar. 

• A la vista de aquellas multitudes, Jesús decide subir a bordo de una barca y retirarse con sus discípulos a un lugar desierto para escucharlos y evaluar el resultado de la misión. 

• Sin embargo, las gentes ven desde la costa el itinerario que sigue la embarcación y se adelantan por tierra para esperar a Jesús cuando desembarque. 

LA BUENA NOTICIA

 Al llegar a su destino, Jesús ve a la multitud que le está aguardando en la costa. Las gentes no le son indiferentes. Son personas humildes y necesitadas, que le buscan y le siguen. Jesús se compadece de ellas, “porque andaban como ovejas que  no tienen pastor y se puso a enseñarles con calma” (Mc 6,34). 

• Aquellas gentes deseaban escuchar una palabra de verdad y alcanzar de Jesús una curación o un consuelo. En principio, el Maestro no condena esas aspiraciones, sino que las acoge con un corazón misericordioso. En un tiempo de inseguridad como el nuestro, los cristianos no tenemos derecho a ignorar las necesidades y los problemas de las personas.

• Además, Jesús es capaz de cambiar sus prioridades. Movido a compasión, deja de lado su proyecto de descanso junto a sus discípulos. El Maestro aprovecha la ocasión y se dedica a enseñar a las gentes. En un tiempo de indiferencia como el nuestro, los cristianos no podemos despreciar las oportunidades para transmitir la Buena Noticia del Señor. 

Sedientos de su Palabra Mc 6,30-34 (TOB16-21)

1. Este es un relato de transición, propio del redactor del evangelio de Marcos, que quiere preparar la primera multiplicación de los panes. Los Doce (aquí les llama apóstoles) vuelven de su misión, contentos de lo que han dicho y han hecho. Ya sabemos que lo que han dicho tiene que referirse a las cosas que Jesús les ha enseñado y que se centran en el anuncio de la llegada el reino de Dios. Lo que han hecho es liberar a las gentes de sus males, como han visto hacer a Jesús. En ese momento, por el desgaste que ello significa, Jesús quiere compartir con ellos en un lugar solitario pero, de pronto, aparece la multitud y deben marchar en una barca. La experiencia de la travesía, para quien la haya hecho, sabemos que es verdaderamente restauradora. Pero la escena nos asoma casi de inmediato de nuevo a la multitud que está sedienta y ansiosa de esta experiencia que los Doce tienen con Jesús.

2. Considero que el redactor de nuestro evangelio está jugando, simbólicamente, con este contraste entre la suerte de los discípulos que puede gozar a la paz de la palabra de Jesús (aunque bien es verdad que después de desgastarse en el anuncio del reino) y la necesidad que tiene la multitud de esta palabra. Todo esto es para mostrarnos que, tras la travesía restauradora, Jesús tiene compasión de la multitud porque la ve como ovejas sin pastor (cf Num 27,17). Ahora Jesús ha “restaurado” a los suyos, que tienen que volver, cuando sea, a la itinerancia para anunciar de nuevo el reino. Y entonces ve a la multitud y ya no puede huir, tiene que entregarles su palabra, su persona, como se la ha entregado a los discípulos. Jesús se nos presenta como cumpliendo un anhelo y un deseo que muchas veces en el AT hacía referencia al pueblo que estaba siendo defraudado por sus jefes e incluso por los que tenían una responsabilidad más religiosa: eran como ovejas sin pastor y sin guía (cf Num 27,17; 1Re 22,17; Ez 34,5; 2Cro 18,16; Jud 11,19).

3. El evangelio, por otra parte, nos muestra el hambre que tenía la gente de escuchar un mensaje de salvación y de gracia, el que Jesús ofrecía por todas las aldeas y pueblos de Galilea, a lo que habían contribuido también sus discípulos, enviados para llegar a donde no podía llegar él. Es sintomático cómo el texto busca un lugar solitario para gustar más profundamente esta experiencia de la misión, ya que muchos iban y venían, sin dejarles personalizar esta experiencia. Pero al final, al desembarcar de nuevo en la orilla del lago, el texto nos muestra que Jesús ve a la gente con tal anhelo de escucharle, que la compasión del pastor puede más en su corazón. Sin duda que habría gente dirigida por alguna sintonía populista, como sucede con todos los fenómenos sociales y religiosos; pero en medio de todo Jesús detecta la falta de orientación y la necesidad de salvación de los abandonados. De esa manera, por medio de nuevos pastores, se cumple con más o menos precisión el texto de Jr 23,1-6: por una parte los pastores, los apóstoles; por otra el pastor, el nuevo rey, del que parte el mensaje fundamental del reino. De esa manera se explica maravillosamente la continuación de la narración del evangelio con la primera multiplicación de los panes, que es un relato que se introduce con esta actitud de Jesús al compadecerse de la multitud.

Fray Miguel de Burgos Núñez


Concordancias bíblicas

 


Una obra de referencia que ha servido desde su primera edición a diversas generaciones de biblistas para el estudio de la Biblia.

Este libro consta de dos partes: la primera es un diccionario que nos ofrece una amplia lista de pasajes bíblicos con la indicación del libro, el capítulo y el versículo en que aparece la misma palabra, insertándola en su contexto; en la segunda parte se presentan las citas y textos de cada libro que tienen concordancias.

Autor: Martín H. Manser
Editorial Verbo Divino
ISBN 978-84-9073-277-9
300 páginas
Precio: 18 euros (papel)

La senda de la vida

Peregrinar es mucho más que caminar físicamente, es hacerlo también por dentro. Es sentir que latimos al pálpito de un gran corazón universal que hace posible la vida. El sacerdote y escritor franciscano Francisco X. Castro Miramontes reflexiona, desde su ya larga experiencia como peregrino y hospitalero, sobre el Camino de Santiago y las lecciones espirituales, físicas, sociales y emocionales que se aprenden transitando por la senda de las estrellas, metáfora de la propia vida.

Autor: Francisco Javier Castro Miramontes
Editorial San Pablo
ISNB 978-84-285-6019-1
236 páginas
Precio 17,90 euros (papel)