Enlaces a recursos sobre el AÑO LITÚRGICO en educarconjesus

DOMUND 2024. Oración por cada continente


 

San Pedro de Alcántara (19 de octubre)


 

Del poder al servicio Mc 10,35-45 (TOB29-24)

“El Señor quiso triturarlo con el sufrimiento…Mi siervo justificará a muchos, porque cargó con los crímenes de ellos”. Esa era la misión del Siervo del Señor, que se recuerda en la primera lectura de la misa de hoy (Is 53,10-11). Ese misterioso personaje no está revestido de poder. Al contrario, precisamente por sus sufrimientos se convierte en salvador de muchos. 

Con el salmo responsorial, nosotros confesamos que nuestra redención no es fruto de nuestro poder, sino de la bondad que esperamos de Dios: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti” (Sal 32,22).

Esa compasión divina es evocada por la carta a los Hebreos, que nos recuerda que “no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades” (Heb 4,14-15).


LA APETENCIA DEL PODER

En los domingos anteriores, el evangelio de Marcos nos ha recordado  la enseñanza de Jesús sobre el placer y el tener. Hoy se nos revela que la apetencia humana del poder ha de ser entendida como la disponibilidad para servir a los demás (Mc 10,35-45). 

• Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se dirigen a Jesús con una petición que contradice el ejemplo y la enseñanza que han recibido de él: “Maestro, queremos que hagas lo que te vamos a pedir”. Ese Maestro les habia enseñado a orar al Padre diciendo: “Hágase tu voluntad”. Así que no podemos tratar de manejar a Dios para que se someta a nuestros deseos 

• Santiago y Juan piden puestos de honor en la gloria del Mesías. Pero Jesús les anuncia que le espera un horizonte de pasión y de muerte. Y ese es el camino que aguarda a los discípulos que lo siguen y reconocen como su Maestro. También ellos compartirán el cáliz de amargura que él ha de beber y el baño de dolor y de sangre  con que él será bautizado. 

• Santiago y Juan suscitan el enojo de sus compañeros. Pero todos aspiramos al poder de los que dominan a las gentes e imponen su voluntad sobre los más débiles e indefensos. Pero el Maestro enseña a sus discípulos que  quien quiera ser el primero entre ellos ha de aprender a ser el humilde servidor de todos sus hermanos.  

  SOBRESALIR O SERVIR

 Es grande quien acepta ser el servidor de  los demás. No es fácil aprender esa lección. Servir no es una postura para triunfar en la vida. El servicio no es una estrategia  para consiguir nuevos adeptos para la Iglesia. El servicio es el único modo de parecernos al Maestro.

• “El hijo del Hombre no ha venido para que le sirvan”. En Jesús se  realiza la vocación y la misión del Siervo del Señor, al que se refiere el libro de Isaías. En el contexto de la última cena, Jesús lavó los pies a sus discípulos y los exhortó a realizar con sus hermanos ese gesto que parecía propio de los esclavos. Así traducía el Maestro su lección sobre el amor. 

• “El Hijo del hombre ha venido para servir y dar su vida en rescate por todos”. Al igual que el Siervo del Señor, anunciado por el profeta, también Jesús justifica y rescata a muchos. Con su humillación, él  ha denunciado nuestro orgullo. Él nos ha liberado de la necedad del pecado, de la tristeza, del sinsentido y del vacío.

La propuesta de la gloria “sin poder” Mc 10,35-45 (TOB29-24)

1. El evangelio nos ofrece una escena llena de paradojas, en las que se ponen de manifiesto los intereses de sus discípulos y la verdadera meta de Jesús en su caminar hacia Jerusalén. Ha precedido a todo esto el tercer anuncio de la pasión (Mc 10,33). La intervención de los hijos del Zebedeo no estaría en sintonía con ese anuncio de la pasión. Es, pues, muy intencionado el redactor de Marcos al mostrar que el diálogo con los hijos del Zebedeo necesitaba poner un tercer anuncio. El texto tiene dos partes: la petición de los hijos del Zebedeo (vv.35-40) y la enseñanza a los Doce (vv. 42-45). Es un conjunto que ha podido componerse en torno al seguimiento y al poder. De la misma manera que antes se había reflexionado sobre el seguimiento y las riquezas (10,17ss), en el marco del “camino hacia Jerusalén”.

2. Pensaban los discípulos que iban a conseguir la grandeza y el poder, como le piden los hijos del Zebedeo: estar a su derecha y a su izquierda, ser ministros o algo así. Incluso están dispuestos, decían, a dar la vida por ello; la copa y el martirio es uno de los símbolos de aceptar la suerte y el sufrimiento y lo que haga falta. Es verdad que en el AT la “copa” también puede ser una participación en la alegría (cf Jr 25,15; 49,12; Sal 75,9; Is 51,17). Podemos imaginar que los hijos del Zebedeo estaban pensando en una copa o bautismo de gloria, más que de sufrimiento. Sin embargo la gloria de Jesús era la cruz, y es allí donde no estarán los discípulos en Jerusalén. Lo dejarán abandonado, y será crucificado en medio de dos bandidos (fueron éstos lo que tendrían el privilegio de estar a la derecha y la izquierda), como ignominia que confunde su causa con los intereses de este mundo. Esta es una lección inolvidable que pone de manifiesto que seguir a Jesús es una tarea incomensurable.

3. Es verdad que los discípulos podrán rehacer su vida, cambiar de mentalidad para anunciar el evangelio, pero hasta ese momento, Jesús camina hacia Jerusalén con las ideas lúcidas del profeta que sabe que su causa pude ser confundida por los que le rodean y por los que se han convertido en contrarios a su mensaje del Reino. Los grandes tienen una patología clara: dominan, esclavizan, no dejan que madure nadie en la esencia ética y humana. Por el contrario, el Dios del Reino, trata a cada uno con amor y según lo que necesita. Ahí está la clave de lo que quiere llevar adelante Jesús como causa, aunque sea pasando por la cruz. Un Dios que sirve a los hombres no es apreciado ni tenido como tal por lo poderosos, pero para el mensaje del evangelio, ese Dios que sirve como si fuera el último de todos, merece ser tenido por el Dios de verdad. Es eso lo que encarna Jesús, el profeta de Nazaret.

4. Llama la atención el v. 45, “el dicho” sobre el rescate (lytron) por todos. Este dicho puede estar inspirado en Is 53,12. No se trata propiamente de sacrificio ni de expiación, porque Dios no necesita que alguien pague por los otros. No es propiamente hablando una idea de sustitución, aunque algunos insisten demasiado en ello. Es, en definitiva, una idea de solidaridad con la humanidad que no sabe encontrar a Dios. Y para ello Él debe pasar por la muerte. No porque Dios lo quiera, sino porque los poderosos de este mundo no le han permitido hacer las cosas según la voluntad de Dios. Pensar que Jesús venía a sufrir o quería sufrir sería una concepción del cristianismo fuera del ámbito y las claves de la misericordia divina. El Hijo del Hombre debe creer en el ser humano y vivir en solidaridad con él. El Cur Deus homo? (por qué Dios se hizo hombre) de Anselmo de Canterbury, debería haberse inspirado mejor en esta idea de la solidaridad divina con la humanidad que en la visión “jurídica” de una deuda y un pago, que sería imposible. Dios no cobra rescates con la vida de su Hijo, sino que lo ofrece como don gratuito de su amor.

La sabiduría y el seguimiento Mc 10,17-30 (TOB28-24)

“Supliqué y me fue dada la prudencia. Invoqué y vino a  mí el espíritu de sabiduría” (Sab 7,7).  El texto bíblico compara a la sabiduría con la búsqueda del poder, con el ansia de riquezas y con el deseo de salud y de belleza.  

Son apetencias que a todos nos interesan, de una forma o de otra. Pero por encima de todas ellas se afirma la importancia de la sabiduría. Solo ella es duradera. 

Con razón, nosotros podemos repetir con el salmo responsorial: “Sácianos de tu  misericordia, Señor, y estaremos alegres” (Sal 89).

Subrayando el valor de lo que realmente cuenta en la vida, en la carta a los Hebreos se proclama que la palabra de Dios juzga los deseos y las intenciones del corazón (Heb 4,12-13).

LA VIDA ETERNA Y LA TEMPORAL 

El texto del evangelio nos presenta a un personaje anónimo que se acerca a Jesús con el deseo de heredar la vida eterna (Mc 10,17-30). Es como la parábola de tres fracasos que marcan su existencia: el de la riqueza, el de la bondad y el del amor. 

• Este personaje “era muy rico”. Pero Jesús le sugiere que no es tan rico como parece. “Una cosa te falta”. Tiene todo, pero le falta el tesoro del desprendimiento.  

• Es un judío que ha cumplido los mandamientos. Es cierto que desea practicar la bondad, pero no se decide a seguir a Jesús, que es el modelo definitivo de la bondad. 

• Jesús lo miró con cariño, pero él no percibió el amor que reflejaba aquella mirada del Maestro. Pretendía alcanzar la vida eterna, pero lo atrapaba la vida temporal.  

 En ese  mismo contexto, Jesús afirma que quien pone su confianza en las riquezas tendrá una gran dificultad para admitir a Dios como su rey. En realidad,  “no se puede servir a Dios y al dinero”.

LA VERDADERA LIBERTAD 

Simón Pedro asegura que los discípulos ya han decidido seguir a Jesús: “Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido”. Es verdad, pero el Maestro aprovecha la ocasión para ofrecer una lección definitva. 

• “Quien deje todo por mí, recibirá en este tiempo cien veces más, con persecuciones”. Los bienes más importantes no son los tesoros materiales, sino el amor al bien y a la verdad. Quien pretende seguir al Señor ha de aprender el valor del desprendimiento. Y ha de recordar que, junto a los bienes prometidos por el Señor, entra también la persecución. 

• “Y recibirá vida eterna en la edad futura”. El relato evangélico termina como empezó. La vida definitiva que buscaba aquel rico personaje no queda asegurada por sus riquezas. Y tampoco por el cumplimiento fiel de los mandamientos de la Ley. Solo puede llegar a esa vida sin ocaso quien sigue de corazón al que es la Vida verdadera.

El seguimiento, sabiduría frente a las riquezas Mc 10,17-30 (TOB28-24)

1. El evangelio nos ofrece una escena muy conocida: el joven rico y su pretensión de obtener la salvación (“heredar la vida eterna”). Es verdad que este texto es un conjunto no demasiado homogéneo. Los grandes maestros han pensado, no sin razón, que son varios textos en torno a palabras de Jesús sobre el peligro de las riquezas y sobre la vida eterna, las que se han conjuntado en esta pequeña historia. Es muy razonable distinguir tres partes: a) la escena del joven rico (vv.17-22); b) la dificultad para entrar en el Reino de Dios (vv. 23-27); c) las renuncias de los verdaderos discípulos (vv.28-30). Todo rematado sobre el dicho “los últimos serán los primeros y los primeros los últimos” (v. 31). Las dos primeras tienen una conexión más fuerte que la tercera. Es verdad que todo el conjunto gira en torno a las claves del verdadero seguimiento. No se trata de una enseñanza sobre el voto de pobreza de los monjes, sino de algo que afecta a la salvación para todos.


2.
 Entre las muchas lecturas que se pueden hacer, señalemos que no podemos olvidar como decisivo para entender este pasaje la llamada al "seguimiento" y tener un tesoro en el cielo. Se ha comentado en alguna parte que este joven está buscando la sabiduría. Jesús le propone otro camino distinto, un camino de radicalidad, que implica sin duda renunciar a sus riquezas, que están sustentadas, incluso, en la praxis y en la forma de entender los mandamientos que siempre ha cumplido. Es una llamada a hacerlo todo de otra manera, con sabiduría. No es una llamada a una vida de pobreza absoluta entendida materialmente, sino de pobreza que no se apoye en la seguridad del cumplimiento formal de la ley. De hecho, la escena nos muestra que si el joven cumplía los mandamientos y además era rico, no debería haberse preocupado de nada más. Pero no las tiene todas consigo. Por ello pregunta a Jesús… y encontrará un camino nuevo.

3. Las riquezas, poseerlas, amarlas, buscarlas es un modo de vida que define una actitud contraria a la praxis del Reino de Dios y a la vida eterna: es poder, seguridad, placer... todo eso no es la felicidad. La alternativa, en este caso, es seguir a Jesús en vez de los preceptos de la ley, que le han permitido ser un hombre rico. En la mentalidad judía, ser un hombre de riquezas y ser justo iban muy unidos. Es eso, por lo mismo, lo que desbarata Jesús para este joven con su planteamiento del seguimiento como radicalidad. Pensar que el seguimiento de Jesús es una opción de miseria sería una forma equivocada de entender lo que nos propone este historia evangélica. Este joven es rico en bienes materiales, pero también morales, porque cumple los mandamientos. ¿Es eso inmoral? ¡No! Pero esa riqueza moral no le permite ver que sus riquezas le están robando la verdadera sabiduría y el corazón. No tiene la sabiduría que busca, porque debe estar todavía muy pendiente de “sus riquezas”. Siguiendo a Jesús aprenderá otra manera de ver la vida, de vez las riquezas y de ver la misma religión.

4. Por eso tiene sentido lo que después le preguntarán los discípulos cuando Jesús hable de que es muy difícil que los ricos entre en el Reino de los Cielos; porque no son capaces de descodificarse de su seguridad personal, de su justicia, de su concepción de Dios y de los hombres. No es solamente por sus riquezas materiales (que siguen siendo un peligro para el seguimiento), sino por todo su mundo de poder y de seguridad. Y reciben la aclaración, por otra parte definitiva, de que "lo que es imposible para el hombre, en cambio es posible para Dios" (v. 27). Por consiguiente, la respuesta de Jesús al joven rico es una llamada a este hombre concreto a que le siga de una manera especial; pero, a su vez, un criterio para todos desde la radicalidad y la sabiduría del seguimiento.

Fuente: https://www.dominicos.org/predicacion/homilia/13-10-2024/comentario-biblico/miguel-de-burgos-nunez/

Piedad (Vaticano, Roma-Italia) VERSUS Virgen del Camino (León-España)



 



Avemaría (Andrea Bocelli) Letra en ITALIANO-LATÍN-ESPAÑOL

 



ITALIANO

LATÍN

ESPAÑOL

Ave Maria

 

Piena di grazia

 

Il Signore è con te

 

Tu sei benedetta tra le donne

 

E Benedetto è il frutto del ventre tuo, Gesù

 

Santa Maria

 

Madre di Dio

 

Prega per noi peccatori

 

Ora,

 

e nell'ora della nostra norte

 

Amen

Ave Maria,

 

gratia plena,

 

Dominus Tecum.

 

Benedicta Tu in mulieribus,

 

et benedictus fructus ventris Tui, Iesus.

 

Sancta Maria,

 

Mater Dei,

 

ora pro nobis peccatoribus,

 

nunc,

 

et in hora mortis nostrae.

 

Amen.

Dios te salve María,

 

llena eres de gracia,

 

el Señor es contigo.

 

Bendita Tú eres entre todas las mujeres

y bendito es el fruto de tu vientre Jesús.

 

Santa María,

 

Madre de Dios,

 

ruega por nosotros pecadores,

 

ahora

 

y en la hora de nuestra muerte.

 

Amén.


Cartas de San Pablo (y IV). Los cuatro viajes