“La alegría que encuentra el marido con su esposa, la encontrará tu Dios contigo” (Is 62,5). El pueblo hebreo en Babilonia ya ha retornado a su tierra después del largo exilio padecido en Babilonia.
Es importante esta promesa dirigida a Jerusalén, que ya ha sido reconstruida después del exilio. La alianza de Dios con su pueblo se entiende como una entrega esponsal. La imagen del amor matrimonial refleja las relaciones de Dios con la Ciudad Santa.
Ante la maravilla de ese amor divino, el salmo responsorial nos invita a proclamar que “el Señor es rey y gobierna a los pueblos rectamente” (Sal 95,10).
En la segunda lectura se escucha el discurso de san Pablo sobre la abundancia y la diversidad de los carismas con los que Dios enriquece a su pueblo (1 Cor 12,4-11).
LA GLORIA Y EL SERVICIO
La imagen del amor matrimonial refleja también las relaciones de Jesucristo con la nueva comunidad. De hecho, el evangelio de Juan evoca la presencia de Jesús en una boda celebrada en Caná de Galilea (Jn 2,1-11). En el relato se subrayan al menos estos puntos:
• Esta fiesta tiene lugar “a los tres días” del encuentro de Jesús con Natanael. Esa alusión al tercer día, recuerda la manifestación de la gloria de Dios en el Sinaí (Éx 19,16) y preanuncia la manifestación de Dios en la resurrección de Cristo. Con este primer “signo”, Jesús manifiesta su gloria ante sus discípulos, que están comenzando a creer en él.
• En la boda celebrada en Caná Jesús convierte el agua en vino. Las tinajas contienen el agua necesaria para las purificaciones de los judíos. Así que el vino de la nueva alianza presupone el agua de la fe de Israel.
• Por otra parte, en el relato de esta boda se subraya también la imprescindible ayuda de los servidores que llenan las tinajas hasta el borde. Los “signos” de Jesús cuentan siempre con la colaboración de los más humildes y sencillos.
ATENCIÓN Y OBEDIENCIA
Finalmente, no se puede olvidar la presencia de María. Junto a ella descubrieron a Jesús los pastores y los magos. Las dos frases que le atribuye el evangelio de Juan nos dicen que por ella también nosotros podemos descubrir la presencia y la gloria de Jesús.
• “No les queda vino”. Esta primera frase va a dirigida a Jesús. María presta atención a las necesidades de los demás. En ella se puede ver reflejada la Iglesia. La comunidad cristiana ha de estar atenta a las dificultades de una humanidad, que parece haber perdido las razones para vivir y las razones para esperar.
• “Haced lo que él os diga”. La segunda frase se dirige a los sirvientes. Es cierto que del Señor vienen los dones de la alegría y la esperanza. Pero él ha querido necesitar nuestra colaboración. Todos hemos de mantener el corazón abierto para obedecer al Señor y dar testimonio de su gracia y de su presencia.
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