¡Tú!, que eras ya subida soberana,
de subir acabaste. Ave sin pío
nacida para el vuelo y luz, ya río,
ya nube, ya palmera, ya campana.
La pureza del lirio sintió frío;
y aquel preliminar de la mañana
aire, tan encelado, en tu ventana,
sin tu aliento ni olor quedó vacío.
¡Todo te echa de menos! ¿Qué azucena
no ve su soledad sin tu compaña,
ve su comparación sin Tí en el huerto...?
Quedó la nieve, sin candor, con pena,
mustiándole el perfil a la montaña;
subiste más, y viste el cielo abierto
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