San Bernardo afirma: «Dios no puede padecer, pero puede compadecer». Dios, la Verdad y el Amor en persona, quiso sufrir por nosotros y con nosotros; se hizo hombre para poder com-padecer con el hombre, de modo real, en carne y sangre. Por eso, en cada sufrimiento humano ha entrado Uno que comparte el sufrimiento y la paciencia; en cada sufrimiento se difunde la con-solatio, la consolación del amor partícipe de Dios para hacer que brille la estrella de la esperanza (cf. Spe salvi, 39).
(Extracto del mensaje de Benedicto XVI para esta Jornada. Para leerlo completo pica en el enlace).
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