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¡Qué viene el diluvio!
Un entretenido libro de David Fernández Sifres. El argumento base se fija en un hecho: ese año la sequía ha sido tanta, que varios pueblos deciden sacar a sus santos en procesión pidiendo la lluvia. Pancho y dos amigos caen en la cuenta de que, si Dios hace caso a todos juntos, se avecina entonces un diluvio... Y se embarcan en una aventura que gana en diversión y entretenimiento cuanto más se avanza en la historia. Una historia que entre trastadas, buenas intenciones y personajes muy bien escogidos permite acercarnos también a otro episodio bíblico con quien guarda muchos paralelismos en muchos momentos. En un cómodo formato, editado por Ed. Everest en 2008, el libro discurre por las 117 páginas que lo componen. Su precio no llega a 8 euros.
ISBN 9788424137434
En la montaña (CUC2-13)
“Dios sacó afuera a Abraham y le dijo: Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes”. (Gén 15,5). Abraham es conocido como el padre de los creyentes. Las Escrituras recuerdan su fe. Confió en Dios, aunque lo sacaba de su casa y lo enviaba a caminos desconocidos. Confió en Dios, aunque le prometía una descendencia imposible.
Para Abraham le fa se sustentaba en la escucha de Dios. Efectivamente, su oración consistía en escuchar a Dios, en aceptar los planes de Dios sobre él. La fe le exigía mantenerse fiel al proyecto de Dios. Pero esa fe hacía posible su fidelidad al proyecto que Dios le garantizaba con su alianza.
El modelo de Abraham es válido también para los cristianos. También en nosotros la fe genera esperanza. San Pablo nos exhorta a vivir aguardando al Señor y Salvador Jesucristo. A mantenernos en la esperanza, puesto que sabemos que Él transformará nuestra condición humilde según el modelo de su condición gloriosa (Flp 3,17 – 4,).
LA ORACIÓN Y LA NUBE
La transformación de nuestra condición humana encuentra su modelo definitivo en la transfiguración de Jesús en lo alto del monte. El evangelio de Lucas (Lc 9,28-32) nos ofrece algunos detalles que conviene meditar:
• Jesús se transfiguró mientras estaba en oración. Cambió el aspecto de su rostro. Bien sabemos que el rostro refleja a la persona. En la oración, el rostro humano de Jesús nos reveló de una vez para siempre el rostro invisible de Dios.
• Con Jesús aparecen Moisés y Elías conversando sobre la muerte que iba a consumar en Jerusalén. Jesús escucha la Escritura. En ella se anuncia su suerte y su muerte. La transfiguración no es la meta. Es un indicador del camino que le lleva al Calvario.
• Los discípulos preferidos que lo acompañan se caen de sueño. Espabilándose vieron la gloria del Maestro. Estos mismos discípulos se dormirán también en el huerto de los Olivos. Y al despertarse verán la angustia de Jesús. Esta “visión” les prepara para aquella.
• David quiso construir un templo para Dios, pero Dios preparó a David una casa y una dinastía. Pedro quiere construir tres tiendas para retener a Jesús, Moisés y Elías en el ámbito de lo humano. Pero Dios responde introduciendo a los discípulos en la nube de lo divino.
LA PALABRA Y EL SILENCIO
Desde el seno de la nube resuena una voz: “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. La niebla espesa que nos rodea en lo alto de la montaña, nos priva de ver los rebaños, pero acerca a nuestros oídos el sonido de sus esquilones. La nube representa a Dios, siempre invisible, pero siempre cercano a cada uno de nosotros con el misterio de su palabra.
• “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. La transfiguración es la revelación de Jesús, como hijo eterno de Dios. Nosotros participamos de alguna manera de su filiación y estamos llamados a vivir el espíritu de la filialidad.
• “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. La transfiguración nos anuncia la elección de Jesús como mensajero de la bondad y misericordia de Dios. Nosotros hemos sido elegidos para colaborar en su misión liberadora.
• “Este es mi hijo, el escogido, escuchadle”. La transfiguración nos presenta a Jesús como el profeta que transmite las palabras de Dios. Nosotros somos invitados a prestar atención a su mensaje de vida y esperanza.
En el desierto (CUC1-13) por JR Flecha
“Clamamos al Señor, Dios de nuestros padres, y el Señor escuchó nuestra voz, miró nuestra opresión…Nos sacó de Egipto con mano fuerte. Nos introdujo en este lugar y nos dio esta tierra”. Esa secuencia de cinco verbos resume la fe de Israel, que los fieles confiesan al ir a presentar en el templo las primicias de los frutos de esa tierra.
Ahora bien, en la profesión del “credo” de Israel, los creyentes no proclaman verdades abstractas, sino que cuentan una historia. Una historia en la que se menciona el recuerdo de la opresión que sufrieron en Egipto. Y en la que se hace memoria, sobre todo de la intervención liberadora de Dios (Dt 26,4-10).
Además, esta profesión de fe no se limita a evocar el pasado. Aquel “credo”, incluido en el libro del Deuteronomio miraba ya al futuro. De hecho pedía a los hebreos que acudieran al templo a presentar sus ofrendas al Señor. El don de Dios requería una respuesta de gratitud. Y una actitud de adoración al Señor su Dios.
Por cierto, la meditación sobre la fe, retorna en la segunda lectura de la misa. San Pablo escribe a los Romanos que “por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación”. La fe en el Señor Jesús, resucitado de entre los muertos continúa para nosotros la salvación experimentada por Israel.
LAS PRUEBAS DEL DEMONIO
Este primer domingo de cuaresma volvemos todos los años al desierto. Allá fue llevado Jesús por el Espíritu. Y allí permaneció durante cuarenta días, como hicieran en otro tiempo Moisés y Elías. El desierto es para el creyente la metáfora del encuentro con la verdad de sí mismo. Es el símbolo de la prueba de la fidelidad a esa verdad (Lc 4, 1-13).
• En la primera prueba, Jesús se enfrenta con la necesidad de subsistir. Pero él sabe que esa necesidad no puede ni debe solucionarse con el recurso a la magia. El sustento se debe al trabajo humano, no a fáciles milagros.
• En la segunda prueba, Jesús se enfrenta con la falsa ilusión de reducir la dignidad humana al dominio sobre los demás o sobre el ambiente. Pero él sabe que el demonio miente al ofrecer algo que no tiene. El poder es demoníaco cuando no es justo.
• En la tercera prueba. Jesús se enfrenta con el ansia de la apariencia y del triunfo fácil sobre las situaciones. Pero él sabe dónde se sitúan los límites del ser humano y los acepta. Los mensajeros de Dios no son enviados para alimentar la ostentación humana.
LA PALABRA DE DIOS
Las tentaciones de Jesús son las pruebas a las que fue sometida una y otra vez su dignidad de Hijo de Dios. Y resumen también las pruebas a las que es sometida cada día la fe de los creyentes, que tratan de seguirlo por el camino. También ellos han de apelar a la palabra de Dios:
• “No sólo de pan vive el hombre”. Es preciso buscar lo esencial. “Tener” más medios o recursos no significa ser más felices.
• “Al Señor tu Dios adorarás y a él sólo darás culto”. Sólo Dios es Dios. Adorar a los hombres, las instituciones o las cosas es una burda idolatría.
• “No tentarás al Señor tu Dios”. Sólo Dios es el Señor. Hemos sido llamados a aceptar su voluntad. Tratar de imponerle nuestra voluntad es tentar a Dios.
Cuaresma 2013 y el mensaje de Benedicto XVI
"Queridos hermanos y hermanas, en este tiempo de cuaresma, durante el cual nos preparamos a celebrar el acontecimiento de la cruz y la resurrección, mediante el cual el amor de Dios redimió al mundo e iluminó la historia, os deseo a todos que viváis este tiempo precioso reavivando la fe en Jesucristo, para entrar en su mismo torrente de amor por el Padre y por cada hermano y hermana que encontramos en nuestra vida. Por esto, elevo mi oración a Dios, a la vez que invoco sobre cada uno y cada comunidad la Bendición del Señor." (leer mensaje completo)
Una instantánea muy personal
Con la noticia a flor de piel. A Benedicto XVI le faltan fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. 85 años no son pocos en cualquier persona. Puestos en la vida del Santo Padre no puedo más que mostrar no sólo mi respeto sino también mi admiración por una decisión que sorprende no por ser objetivamente normal sino porque en esos niveles de responsabilidad el mundo no acostumbra a observarlos como algo cotidiano. Más bien lo contrario, estamos rodeados de personas que se aferran a sus cargos-responsabilidades con uñas y dientes.
Pues bien, Benedicto XVI se ha aferrado a vivir el tiempo que Dios quiera regalarle dedicado a la oración, a sus estudios y seguramente a degustar también la música que siempre le ha apasionado. Qué ejemplo y con qué sencillez lo ha transmitido.
Comparto con vosotros esta instantánea. Tuve el privilegio de compartir con él una breve conversación un 5 de marzo de 2007 en Roma auxiliado por el obispo de mi diócesis leonesa, D. Julián López Martín, quien tuvo la deferencia de ejercer de traductor. De ese momento me quedó la facilidad de hacerse cercano, su mirada sincera y directa y su buen humor como se puede observar. Fue uno de esos días que guardo en mi corazón como una instantánea muy personal, como uno de los momentos más emotivos que he podido experimentar en mi vida.
Que el Señor le siga acompañando en esa vida más reposada y serena que desea. Y mis oraciones para que así sea.
En alta mar (TOC5-13) por JR Flecha
Alguien ha dicho recientemente que la religión pretende instalar en las conciencias el sentido de culpa por el pecado para después ofrecer el perdón de Dios. La afirmación se lanza con ironía no disimulada y con un dogmatismo irrefutable. Y que nadie se atreva a discutir esa tesis, porque será puesto en el más vergonzoso ridículo.
Quizá en algún círculo religioso haya ocurrido alguna vez algo semejante. Pero el texto de Isaías que hoy se lee en la liturgia desmiente esa idea (Is 6, 1-8). Según el profeta, el proceso es exactamente el contrario. Isaías recuerda una experiencia sensorial que, después de afectar a la vista, al oído, al tacto y al olfato, suscita en él un sentimiento no esperado.
En efecto, Isaías “ve” al Señor y a los serafines. “Oye” los gritos con que proclaman la gloria del Señor, tres veces santo. “Siente” el temblor de las jambas de las puertas del templo. Y, al parecer, “huele” el humo que lo llena. Y ante la grandeza de Dios descubre su propia distancia y su in-dignidad: es un hombre de labios impuros.
LOS TÍTULOS DE JESÚS
Simón Pedro se encuentra en un marco diferente. No está en el templo, sino en el escenario habitual del lago de Galilea. No hay serafines que proclamen la gloria de Dios, sino una extraordinaria redada de peces. Y no ve al Dios de los astros del cielo, sino a Jesús de Nazaret, un nuevo profeta que ha aparecido por la ribera del lago. Sin embargo Pedro pasa por una experiencia semejante, según las dos frases que se atreve a pronunciar (Lc 5, 1-11):
• “Maestro, nos hemos pasado la noche bregando y no hemos pescado nada; pero, por tu palabra, echaré las redes”. El discípulo constata el fracaso de una fatigosa tarea, a la que está acostumbrado. Y, al mismo tiempo, hace ver la confianza que pone en las palabras de un maestro, al que ha decidido seguir.
• “Apártate de mi, Señor, que soy un pecador”. La confianza ha dado un fruto insospechable. Ante la enorme captura de peces, Simón cambia el título con el que se dirige a Jesús. El Maestro es reconocido ahora como Señor. También ahora el camino es el inverso. Frente al poder de Jesús, Simón descubre su distancia y su in-dignidad, es decir su pecado.
LAS PROPUESTAS DE JESÚS
Pero, en ambos relatos hay algo aún más importante. A pesar de la indignidad de Isaías, el Dios Santo lo elige como su profeta. Y a pesar de la conciencia de pecado de Simón Pedro, Jesús lo elige como su apóstol. En ambos casos, a la llamada responde la disponibilidad del llamado.
• “Rema mar adentro y echad las redes para pescar”. En la primera frase, Jesús requiere la colaboración del amigo pescador, suscita en él un dinamismo nuevo e interpela al mismo tiempo sus capacidades y su confianza. El resultado responde más a la iniciativa de Jesús que a la pericia de Simón y sus compañeros pescadores.
• “No temas: desde ahora serás pescador de hombres”. En la segunda frase, Jesús reconoce que el asombro ante el misterio puede provocar el temor, pero tranquiliza al amigo. El presente se convierte en signo profético para una misión de futuro. Jesús no ignora la historia ni las aptitudes del amigo. Las valora y les confiere un nuevo destino.
Manos Unidas Campaña 2013
Distintos materiales para esta campaña nos pueden ser de gran ayuda (enlaces directos al pinchar):
- Guía de la campaña
- Tres vídeos promocionales de la campaña y la temática
- Manifiesto
- Explicación del cartel
- Catequesis para niños
- Catequesis para jóvenes
- Catequesis para adultos
- Guía de la campaña
- Tres vídeos promocionales de la campaña y la temática
- Manifiesto
- Explicación del cartel
- Catequesis para niños
- Catequesis para jóvenes
- Catequesis para adultos
Fano y la Cuaresma. Ciclos A, B y C
Como nos gusta la plasticidad de Fano y sus dibujos os presento una guía de los correspondientes a las Cuaresmas entre 2006 y 2012. En algunos casos sólo os ofrezco la versión en color porque no he localizado la versión en blanco y negro (si alguno de vosotros tuviera localizados los que falta y me lo comentara, los podría incorporar). Los tenéis ordenados por domingos con una frase significativa para mejor guía. Los de este año los subiré semana a semana y luego los incorporaré a la presentación de este año.
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