“Tú,
poderoso soberano, juzgas con moderación y nos gobiernas con gran indulgencia,
porque puedes hacer cuanto quieres” (Sab 12,18). La historia y nuestra propia
experiencia nos dicen que los poderosos no siempre son clementes. Muchos de los
que prometen hacer justicia, terminan ajusticiando a los demás.
Pero
este texto del libro de la Sabiduría que se lee en este domingo 16º del Tiempo
Ordinario nos recuerda que el poder de Dios se manifiesta precisamente en su
misericordia. Obrando así nos ofrece la esperanza de ser perdonados y, al
mismo tiempo, nos enseña que el justo debe ser humano.
Eso
es lo que proclamamos en el salmo responsorial: “Tú, Señor, eres bueno y
clemente” (Sal 85). Como escribe san Pablo, “el Espíritu viene en ayuda
de nuestra debilidad, porque no sabemos pedir lo que nos conviene” (Rom
8,26).
EL SEMBRADOR Y SU ENEMIGO
De
nuevo, el evangelio que hoy se proclama refleja el ámbito agrícola con un
mensaje sobre la siembra y la cosecha (Mt 13,24-43). Y de nuevo el texto pone
en boca de Jesús una parábola y le atribuye después una alegoría.
•
La parábola refleja la paciencia de Dios. Él es el sembrador de la buena
semilla. Trabaja a plena luz del día y permanece cerca del campo, acompañado
por sus operarios que se muestran responsables y preocupados por la sementera.
Pero se menciona también a un enemigo que actúa en la oscuridad, siembra una
mala semilla y desaparece. A la prisa de los empleados por arrancar la cizaña,
la parábola contrapone la gran paciencia del dueño.
•
La explicación de Jesús se expresa en forma de alegoría. Los protagonistas son
el Hijo del hombre que siembra buen trigo y el diablo que siembra cizaña.
También las semillas tienen un significado. El trigo son los ciudadanos del
Reino, mientras que la cizaña representa a los partidarios del Maligno.
La alegoría anuncia que la cizaña será echada al fuego, suerte que espera a
todos los malvados, que han nacido de la semilla sembrada por el Maligno.
LOS JUSTOS Y EL REINO
Llama
la atención ver que la alegoría no se refiere al trigo, sino que pasa
inmediatamente a mencionar a los que el trigo representa, que son los que han
nacido de la semilla sembrada por el mismo Señor. ¿Y cuál es su suerte?
•
“Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre”. En primer lugar, es
una alegría ver que los que han nacido de la iniciativa y de la semilla
sembrada por el Hijo del hombre son calificados como “justos”.
•
“Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre”. En segundo
lugar, se evoca el hecho de que la buena semilla fue sembrada a pleno
día. Y se anuncia para los justos un futuro de luz semejante a la del sol.
•
“Los justos brillarán como el sol en el reino de su Padre”. En tercer lugar,
recordamos que la buena semilla son “los ciudadanos del reino”. No es extraño
que su destino y la plenitud de su vocación se sitúen precisamente en el reino
de su Padre.
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