“Matasteis al autor de la vida, pero Dios lo
resucitó de entre los muertos y nosotros somos testigos de ello”. En el texto
del libro de los Hechos de los Apóstoles que hoy se lee (Hech 3,13-19) sobresalen
estas vibrantes palabras del apóstol Pedro. En su discurso hay varias notas que
nos llaman la atención:
• En primer
lugar, Pedro denuncia vigorosamente la ceguera de su pueblo, que ha renegado
del Santo y del Justo, al tiempo que anuncia que Dios lo ha resucitado.
• Además,
Pedro asume y proclama el papel de testigos del Mesías que corresponde a los
discípulos que han convivido con Él.
• Y
finalmente, tiene la grandeza de disculpar a los que condenaron a Jesús, aun
reconociendo que han pecado y necesitan convertirse.
Que también
nosotros guardemos la palabra de Señor y cumplamos sus mandamientos, como nos
pide la segunda lectura (1Jn 2,1-5).
LOS
CONTRASTES
El
evangelio de este domingo tercero de Pascua nos sitúa en el momento en que los
dos discípulos que se habían alejado hasta Emaús se encuentran de nuevo con sus
hermanos que habían quedado en Jerusalén (Lc 24,35-48).
Unos y
otros se apresuran a dar cuenta de su respectivo encuentro con Jesús. Pero de
pronto se les muestra el Resucitado con un mensaje cargado de fuertes
contrastes:
• Por una parte les ofrece y desea el don de la
paz, pero al mismo tiempo les reprende por las dudas a las que se aferran y por
sus dificultades para creer.
• Además,
se presta a comer con ellos para demostrarles que es el mismo que han seguido
por los caminos, pero les recuerda que era necesario que se cumplieran las
Escrituras.
• Jesús
recuerda el pasado reciente de su muerte y resurrección, pero orienta a sus
discípulos al futuro para que prediquen la conversión a todos los pueblos.
EL
TESTIMONIO
Ante esta
manifestación del Señor Resucitado cabría preguntarse qué misión confía a sus
discípulos. ¿Cuál ha de ser el contenido de su predicación? ¿Con qué argumentos
habrán de apoyarla? ¿Qué instituciones, secciones y boletines habrán de crear?
¿Con qué títulos tendrán que adornarse para hacerse respetar? ¡Nada de eso! Él
sólo les entrega una consigna:
• “Vosotros
sois testigos de esto”. Eso significa esforzarse
por recordar fielmente el pasado y la convivencia que les ha unido a su
Maestro.
• “Vosotros
sois testigos de esto”. Eso significa
reconocer que lo han abandonado en el momento de su muerte, pero han recibido
el don de su presencia resucitada.
• “Vosotros
sois testigos de esto”. Eso significa
que son las obras, más que las palabras, las que han de comunicar a las gentes
el gozoso mensaje del Señor.
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