"Tenemos un ancla: en su Cruz hemos sido salvados. Tenemos un timón: en su Cruz hemos sido rescatados. Tenemos una esperanza: en su Cruz hemos sido sanados y abrazados para que nadie ni nada nos separe de su amor redentor. En medio del aislamiento (confinamiento) donde estamos sufriendo la falta de los afectos y de los encuentros, experimentando la carencia de tantas cosas, escuchemos una vez más el anuncio que nos salva: ha resucitado y vive a nuestro lado. El Señor nos interpela desde la Cruz a reencontrar la vida que nos espera, a mirar a aquellos que nos reclaman, a potenciar, a reconocer e incentivar la gracia que nos habita. No apaguemos la llama humeante (cfr. Is 42, 3), que nunca enferma, y dejemos que reavive la esperanza”
Papa Francisco
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