La globalización se nos presenta como “el proceso de interconexión financiera, económica, sociopolítica, que, gracias a la tecnología de la información y la comunicación, relaciona a las personas y las organizaciones, favoreciendo tanto la relación como la exclusión”.
Para muchos países y grupos sociales, la globalización se ha convertido en un peligro, por estas razones:
- Si se da la unificación de capitales y mercados, el crecimiento económico apetecido no es uniforme para todos los pueblos. Subsisten dramáticas diferencias entre los países desarrollados y los países en vías de desarrollo.
- Tampoco es uniforme el crecimiento económico y el disfrute de los bienes sociales en el seno de un mismo país desarrollado.
- Los mecanismos que promueven y gestionan la globalización económica son con frecuencia un poderoso instrumento en unas pocas manos, pero capaz de manejar a grandes multitudes.
- Los dirigentes de la globalización tienden a unirse creando grandes multinacionales con un poder enorme, a veces superior al de los Estados soberanos. La globalización puede acabar con la democracia liberal y dañar la promoción y la tutela de los derechos humanos.
- Mientras para los países ricos la globalización es un bien, para los pobres se presenta como la amenaza de nuevas formas de colonización.
- La globalización de la economía lleva consigo una globalización de la cultura. Unos pocos centros de influencia internacional difunden e imponen una cierta comprensión de la vida, unos nuevos (anti)valores y estilos uniformes de vida, un “nuevo modo de pensar, de comportarse y de comunicarse”.
- Finalmente, a la globalización de la economía no corresponde todavía una globalización de los valores ni de los instrumentos para convertirlos en reales. En particular, se echa de menos una difusión universal del valor de la solidaridad.
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