Tendremos muchos en la memoria aquel encuentro de San Agustín con el niño que se empeñaba en hacer un agujero en la arena de la playa para meter el agua del mar en él.
Cuando Agustín le preguntó qué hacía el pequeño le respondió:
- Quiero meter todo el agua del mar en este agujero.
A lo que el santo respondió:
- Querido peque, eso es imposible, la cantidad de agua del mar es inmensa.
Y el peque, con esa sencillez y sinceridad que le caracterizaba, le replicó:
- ¿Y tú, con ese pequeño cerebro, intentas conocer y explicar TODO LO QUE ES DIOS?
Agustín comprendió la humildad con la que debemos acercarnos a la GRANDIOSIDAD AMOROSA DEL PADRE.
Si ese pequeño hubiera contado con las nuevas tecnologías, tal vez hubiera podido utilizar también estas breves imágenes.
1 comentario:
Que bueno Juan Carlos, me ha encantado el ejemplo del video acompañando a esta historia. Tu blog es un pozo de sabiduria de la cual aprender. Gracias y que Dios te bendiga.
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