Enlaces a recursos sobre el AÑO LITÚRGICO en educarconjesus

Las niños también se deprimen

Fiebre, tos, dolor... Es fácil detectar la enfermedad en nuestros hijos...cuando solo afecta al cuerpo. Pero ¿y si es la mente la que sufre?

¿Somos capaces de percibir los síntomas de una depresión infantil? ¿Cómo distinguir un carácter inquieto con malos resultados escolares de un problema de deficit de atención? Si come mal ¿puede sufrir un trastorno alimentario? ¿Es raro que un niño de seis o siete años presente un comportamiento obsesivo-compulsivo? ¿A partir de que edad se diagnostica el autismo?

La doctora Nuria Núñez, con una amplia experiencia como psiquiatra infantil, ha preparado un kit de primeros auxilios para saber cómo identificar las señales preocupantes en los niños y cuándo acudir a un especialista. Un kit que además sirve como manual para conocer las pruebas con que se diagnostican estas dolencias y los tratamientos que suelen emplearse, que en algunos casos generan una injustificada alarma en los padres.


Autora Dra. Nuria Núñez

Editorial La esfera de libros

216 Páginas

ISBN 9788413847337

Precio 18,90 euros

Humor mochilero


 

Dios como Padre: ¡un misterio de intimidad! Lc 11,1-13 (TOC17-25)

1. El evangelio de Lucas nos ofrece hoy uno de los pasajes más bellos y entrañables de ese caminar con Jesús y de la actitud del discipulado cristiano. En Lucas, el Padrenuestro se halla dentro del marco de un catecismo sobre la oración (11, 1-13). Está dividido en cuatro partes y abarca: la petición «¡Enséñanos a orar!», juntamente con el Padrenuestro (11, 1-4); la parábola del amigo que viene a pedir, y que Lucas entiende como exhortación a ser constantes en la oración (11, 5-8); una invitación a orar (11,9s) y la imagen del padre generoso, que es una invitación a tener confianza en que se nos va a escuchar (11,11-13). Ya sabemos que el Padrenuestro está en Mateo (6,9-13) y que se ha tomado, en ambos casos, de la fuente de los profetas itinerantes de Galilea que conservaron los dichos de Jesús (fuente o evangelio Q). Pero esta catequesis de la oración, tal como la tenemos en el conjunto, se la debemos a Lucas que es el evangelista que más ha valorado este aspecto de la religión e identidad cristiana.

2. Cuando Jesús está orando, los discípulos quieren aprender. Sienten que Jesús se transforma. Jesús, en el evangelio de Lucas, ora muy frecuentemente. No se trata simplemente de un arma secreta de Jesús, sino de una necesidad que tiene como hombre de estar en contacto muy personal con Dios, con Dios como Padre. Todos conocemos cuál es la oración de Jesús, y cómo esa oración no se la guarda para sí, sino que la comunica a los suyos. Por lo mismo, la predicación de Jesús ha de revelar el sentido del Padrenuestro. Este es el primer fundamento en que se basa la explicación que se ha de dar. Sólo el que vive en el Espíritu de Jesús, quiere decir Lucas, sabrá rezar el Padrenuestro con el espíritu de Jesús. Y sólo sabrá rezarlo quien sepa escuchar primeramente la predicación de Jesús.

3. Debemos notar que el Padre es "la oración específica del discípulo de Jesús", ya que Lucas nos dice con claridad que los discípulos se lo han pedido y él les ha enseñado. Y los discípulos se lo pidieron para que ellos también tuvieran una oración que los identificara ante los demás grupos religiosos que existían. En consecuencia es una oración destinada para aquellos que "buscaron" el Reino de Dios, con plena entrega de vida; para aquellos que convirtieron el Reino de Dios en el contenido exclusivo de su vida. Pues cuando Jesús nos enseña cómo y qué es lo que hemos de orar, entonces nos está enseñando implícitamente cómo deberíamos ser y vivir, para poder orar de esta manera.

4. No podemos entrar en los pormenores exegéticos del Padrenuestro que ha logrado el consenso de muchas lecturas distintas, diferentes, originales, extraordinarias. No es que Jesús inventara la invocación de Dios como "Padre"… pero es quien la pone sobre la mesa de la experiencia religiosa de su tiempo, con sentido de reto, de cómo debemos entender a Dios y de cómo debemos relacionarnos con Él. Las diferencias entre Mateo y Lucas inclinan la balanza a un texto más primitivo en el caso de nuestra lectura de hoy: corta, directa, menos estructurada, pero más intimista y radical; quizás más cercana a la experiencia de Jesús tal como se la escucharon sus discípulos.

5. ¿Qué significa Padre (Abba)? No es un nombre de tantos para designar a Dios, como ocurría en las plegarias judías. Lo de Lucas, pues, no es más que el original arameo de la invocación de Jesús. Y era la expresión de los niños pequeños, con la significación genuina de "Padre querido". Así, pues, Jesús habla con Dios en una atmósfera de intimidad verdaderamente desacostumbrada. Y enseña a sus discípulos a hacer otro tanto. Toda la predicación de Jesús está confirmando esto mismo. Jesús, con palabras estimulantes, alienta a que los discípulos estén persuadidos previamente en la oración de una confianza sin límites. No se trata, pues, de un título más, frío o calculado, sino de la primera de las actitudes de la oración cristiana. Si no tenemos a Dios en nuestras manos, en nuestros brazos, como un padre o una madre, tienen a su pequeño, no entenderemos para qué vale orar a Dios.

La salud mental de niños y adolescentes

Ansiedad, depresión, TDAH, autolesiones, suicidio... ¿Cómo detectar estos problemas de salud mental en nuestros hijos y alumnos, en niños y adolescentes de nuestro entorno? ¿Cuáles son los factores de riesgo –personales, familiares y sociales– que inciden sobre los menores? ¿Qué hacer, como padres y como educadores, ante el abuso del móvil y las pantallas, ante las adicciones a juegos, redes sociales y herramientas tecnológicas en general? ¿Cómo atajar el acceso a la violencia y a la pornografía? De todos estos temas trata este libro, ayudando a identificar, primero, cada una de estas situaciones, y proponiendo, después, diversas herramientas de prevención, mejora de la salud mental y coaching emocional que el autor está utilizando con muy buenos resultados en la escuela y con las familias.



Autor Gustavo Rodríguez

Editorial San Pablo

244 Páginas 

ISBN 9788428572712

Precio 18 euros

El aprendizaje significativo por David Ausubel


 

La validez de la vida evangélica


 

El valor de la hospitalidad Lc 10,38-42 (TOC16-25)

“Señor, si he alcanzado tu favor, no pases de largo junto a tu siervo”.  Con este ruego recibe Abrahán a los tres peregrinos que han llegado hasta su tienda (Gn 18,1-10). En sus labios se convierte en oración la famosa hospitalidad de los beduinos.

Pero el texto recoge también la promesa que formula uno de los peregrinos que han sido acogidos por Abrahán: “Cuando vuelva a verte, dentro del tiempo de costumbre, Sara habrá tenido un hijo”. Evidentemente, es Dios quien habla por medio de aquellos mensajeros. 

Evocando esta escena bíblica, también nosotros podemos exclamar: “Señor, ¿Quién puede hospedarse en tu tienda?” (Sal 142,2). Según este salmo, las virtudes nos capacitan para encontrarnos con los demás y con el mismo Dios.

Por otra parte, san Pablo dice que acepta sus sufrimientos para completar en su carne lo que falta a los padecimientos de Cristo en favor de su cuerpo que es la Iglesia (Col 1,24-28).

LA QUEJA DE  MARTA

También en el evangelio que hoy se proclama encontramos una escena de hospitalidad. Mientras va de camino, Jesús se detiene en una aldea. Una mujer llamada Marta le ofrece hospitalidad en su casa y se preocupa de servirle. Mientras tanto, su hermana María se sienta a los pies de Jesús y escucha su palabra (Lc 10,38-42).

Marta se queja ante Jesús de que su hermana la deje a ella sola ocuparse de las atenciones que requiere la hospitalidad: “Señor no te importa que mi hermana me haya dejado sola con el servicio? Dile que me eche una mano”.

 Es evidente que Marta está incómoda por la actitud de María. Le parece que el Maestro ignora todo lo que ella está haciendo para ofrecerle una decorosa hospitalidad. Según ella, Jesús debería prestarle un poco de atención.

Las palabras de Marta nos hacen recordar la tempestad en el lago de Galilea. En aquella ocasión, los discípulos se habían dirigido a Jesús con un grito de angustia: “Maestro, ¿no te importa que nos hundamos?” (Mc 4,38).

El escenario es muy diferente, pero la queja de Marta es muy semejante. En un caso y en otro late la inquietud por la aparente indiferencia de Jesús ante la situación de la persona.

LA RESPUESTA DE JESÚS

Ahí queda esa nerviosa pregunta de Marta. Pero a todos nos interesa escuchar la doble respuesta que Jesús le dirige. 

• “Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas: solo una es necesaria”. En estos tiempos, tanto la Iglesia como la sociedad parecen muy afanadas en multiplicar sus ocupaciones  terrenas, mientras se olvidan de reflexionar sobre la verdad que nos hace libres.

• “María ha escogido la mejor parte, y no le será arrebatada”. Esta frase de Jesús se dirige a la Iglesia, llamada a escuchar la palabra del Señor. Pero interpela también a una sociedad que desprecia los símbolos cristianos, persigue a los creyentes y los condena  a  muerte.

Saber elegir lo que Dios desea Lc 10,38-42 (TOC16-25)

1. El evangelio de Lucas nos presenta a Jesús, en su camino a Jerusalén, que hace una pausa en casa de Marta y María. Ya es sintomático que se nos describa esta escena en la que el Señor entra en casa de unas mujeres, lo que no podía ser bien visto en aquella sociedad judía. Pero el evangelista Lucas es el evangelista de la mujer y pone de manifiesto aquellos aspectos que deben ser tenidos en cuenta en la comunidad cristiana. Sin la cooperación de la mujer, el evangelio hubiera sido excluyente. El sentido de este episodio ha dado mucho que hablar, dependiendo del tipo de traducción que se adopte del original griego: “una sola cosa es necesaria”, o por el contrario “pocas cosas son necesarias”, dependiendo de los manuscritos. La primera opinión parece más coherente. Muchos pensaron que se trataba de defender la vida contemplativa respecto de la vida activa o apostólica. Esta es ya una vieja polémica que no tiene sentido, porque las dos cosas, los dos aspectos, son necesarios en la vida cristiana. La opción polémica entre la vida activa y la vida contemplativa sería empequeñecer el mensaje de hoy, porque debemos armonizar las dos dimensiones en nuestra vida cristiana.

2. Lo que Lucas subraya con énfasis es la actitud de escuchar a Jesús, al Maestro, quien tiene lo más importante que comunicar. No quería decir Jesús que “un solo plato basta”, como algunos han entendido, sino que María estaba eligiendo lo mejor en ese momento que él las visita. Este episodio, todavía hoy, nos sugiere la importancia de la escucha de la Palabra de Dios, del evangelio, como la posibilidad alternativa a tantas cosas como se dicen, se proponen y se hacen en este mundo. Jesús es la palabra profética, crítica, radical, que llega a lo más hondo del corazón, para iluminar y liberar. Ya es sintomático, como hemos apuntado antes, el detalle que Lucas quiera poner de manifiesto el sentido del discipulado cristiano de una mujer en aquél ambiente.

3. Tampoco se debería juzgar que Marta es desprestigiada, ¡ni mucho menos!, ¡está llevando a cabo un servicio!, pero tiene que saber elegir. Muchas veces, actitudes contemplativas pueden ocultar ciertos egoísmos o inactividad de servicio que otros deben hacer por nosotros. Porque Jesús, camino de Jerusalén, ha pasado por su lado y es posible que en su afán no supiera, como María, que tenía que dejar huella en su vida. María se siente auténtica discípula de Jesús y se pone a escuchar como la única cosa importante en ese momento. Y de eso se trata, de ese ahora en que Dios, el Señor, pasa a nuestra lado, por nuestra vida y tenemos que acostumbrarnos a elegir lo más importante: escucharle, acogerle en lo que tiene que decir, dejando otras cosas para otros momentos. Lucas, sin duda, privilegia a María como oyente de la palabra y eso, en este momento de subida a Jerusalén, es casi decisivo para el evangelista. Se quiere subrayar cómo debemos, a veces, sumergirnos en los planes de Dios. De eso es de lo hablaba Jesús camino de Jerusalén (según Lucas) y María lo elige como la mejor parte. Marta… no ha podido desengancharse… y ahora debiera haberlo hecho.

El prójimo Lc 10,25-37 (TOC15-25)

“El mandamiento está muy cerca de ti: en tu corazón y en tu boca. Cúmplelo” (Deut 30,14).  El libro del Deuteronomio pone en boca de Moisés la invitación a escuchar sus mandamientos y ponerlos en práctica..

Los mandamientos de Dios no son unas normas irracionales.  Reflejan los grandes valores éticos que los hombres pueden llegar a descubrir  por su propia razón. De su cumplimiento depende la afirmación y el respeto de la dignidad humana. Además, el cumplimiento de los mandamientos garantiza la paz y la justicia entre las gentes y los pueblos.

El salmo responsorial que hoy se canta nos exhorta a vivir en humildad y nos invita a buscar al Señor, para que podamos alcanzar una vida nueva y feliz (Sal 68,33-34).

San Pablo recuerda a los colosenses que Dios nos concede la paz por medio de la sangre de Cristo, derramada en la cruz (Col 1,15).

LA ENSEÑANZA DE LA LEY

En el evangelio de este domingo se dice que un letrado se acerca a Jesús y le dirige una pregunta muy semejante a la del joven rico: “Maestro, ¿Qué tengo que hacer para heredar la vida eterna?” (Lc 10,25-37).  

Jesús le responde preguntándole qué es lo que está escrito en la ley. El letrado cita el libro del Deuteronomio: “Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con todo tu ser” (Dt 6,5).  Y añade  otro precepto tomado del Levítico: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo” (Lev 19,18).

El primer precepto era admitido sin discusión. Pero el segundo suscitaba muchas interpretaciones. Para unos, el prójimo digno de amor era todo el que pertenecía al pueblo de Israel. Para otros, prójimo era tan solo quien cumplía la ley. Así que el letrado quiere conocer la opinión personal de Jesús y le dirige una segunda pregunta: “¿Quién es mi prójimo”.

TESTIGOS DE LA MISERICORDIA

Jesús cuenta que un viajero que baja de Jerusalén a Jericó es asaltado por los ladrones que lo roban, lo apalean y lo dejan medio muerto. Por allí pasan tres viajeros

• En primer lugar, pasa por allí un sacerdote. Ve al hombre maltrecho, pero da un rodeo para no acercarse a él, tal vez para no contaminarse con la sangre antes de ir a ofrecer un sacrificio. En realidad, no se interesa por el hombre malherido..

• Después pasa por el mismo lugar un levita, que repite los mismos gestos. También él da un rodeo para mantenerse alejado del herido. Y también él trata de ignorar la desgracia de aquel hombre y pasa de largo.

• Pero pasa un viajero que se fija en el herido. Se le conmueven las entrañas, cura sus heridas, lo carga en su cabalgadura y lo lleva a un albergue, lo atiende personalmente, pide al posadero que cuide de él y promete volver para  pagar los gastos que el cuidado haya causado.

  Al final del relato, Jesús pregunta al letrado quién se hizo prójimo del hombre apaleado. El letrado responde secamente que aquel que tuvo misericordia. Sus prejuicios y resentimientos no le permiten decir que el que se hizo prójimo era un samaritano.

¿A quién debemos amar? Lc 10,25-37 (TOC15-25)

1. Y ahora el evangelio del día: una de las narraciones más majestuosas de todo el Nuevo Testamento y del evangelio de Lucas. Una narración que solamente ha podido salir de los labios de Jesús, aunque Lucas la sitúe junto a ese diálogo con el escriba que pretende algo imposible. El escriba quiere asegurarse la vida eterna, la salvación, y quiere que Jesús le puntualice exactamente qué es lo que debe hacer para ello. Quiere una respuesta “jurídica” que le complazca. Pero los profetas no suelen entrar en esos diálogos imposibles e inhumanos. Ya la tradición cristiana nos puso de manifiesto que Jesús había definido que la ley se resumía en amar a Dios y al prójimo en una misma experiencia de amor (cf Mc 12,28ss). No es distinto el amor a Dios del amor al prójimo, aunque Dios sea Dios y nosotros criaturas. Pero el escriba, que tenía una concepción de la ley demasiado legalista, quiere precisar lo que no se puede precisar: ¿quién es mi prójimo, el que debo amar en concreto? Aquí es donde la parábola comienza a convertirse en contradicción de una mentalidad absurda y puritana.

2. Dos personajes, sacerdote y levita, pasan de lejos cuando ven a un hombre medio muerto. Quizás venían del oficio cultual, quizás no querían contaminarse con alguien que podía estar muerto, ya que ellos podrían venir de ofrecer un culto muy sagrado a Dios. ¿Era esto posible? Probablemente sí (es una de las explicaciones válidas). Pero eso no podía ser voluntad de Dios, sino tradición añeja y cerrada, intereses de clase y de religión. Entonces aparece un personaje que es casi siniestro (estamos en territorio judío), un samaritano, un hereje, un maldito de la ley. Éste no tiene reparos, ni normas, ha visto a alguien que lo necesita y se dedica a darle vida. Mi prójimo -piensa Jesús-, el inventor de la parábola, es quien me necesita; pero más aún, lo importante no es saber quién es mi prójimo, sino si yo soy prójimo de quien me necesita. Jesús, con el samaritano, está describiendo a Dios mismo y a nadie más. Lo cuida, lo cura, lo lleva a la posada y la asegura un futuro.

3. Una religión que deja al hombre en su muerte, no es una religión verdadera (la del sacerdote y el levita); la religión verdadera es aquella que da vida, como hace el Dios-samaritano. Algunos Santos Padres hicieron una interpretación simbólica muy acertada: vieron en el “samaritano” al mismo Dios. Por tanto cuando Jesús cuenta esta historia o esta parábola, quiere hablar de Dios, de su Dios. Y si eso es así, entonces son verdaderamente extraordinarias las consecuencias a las que podemos llegar. Nuestro Dios es como el “hereje” samaritano que no le importa ser alguien que rompa las leyes de pureza o de culto religiosas con tal de mostrar amor a alguien que lo necesita. La parábola no solamente hablaba de una solidaridad humana, sino de la praxis del amor de Dios. Fue creada, sin duda, para hablar a los "escribas" de Israel del comportamiento heterodoxo de Dios, el cual no se pregunta a quién tiene que amar (como hace el escriba, nómikos del relato), sino que quiere salvar a todos y ofrecerles un futuro.

Al encuentro de la vida


La incertidumbre actual nos remite a otras formas de vida más saludables. Muchas dudas se vierten sobre el futuro. Aumentan los reclamos para crear una situación más sostenible. «Tenemos que aprender a vivir de otra manera», es lo que difunden todos los medios. Urge ir a lo esencial. ¿Estaremos ante la gran oportunidad de aprender el arte de lo verdadero? Todo indica que otra vida está a nuestro alcance; más valiosa y saludable. La pandemia habla de que el mundo debe ser distinto. Que las cifras no pueden sustituir los nombres y los rostros. Que hay que cuidar el amor en casa con pequeñas cosas. Que siempre hay voluntarios detrás de las desgracias. Que las historias heroicas se construyen cada día y que la gratuidad es lo que más une a las personas.

Hoy, la sorpresa de la vida reclama salir a nuestro encuentro. También nosotros podemos acariciarla y encontrarla. Es muy saludable hacerla fecunda. Lo importante es participar activamente.

Autor Antonino Rguez Fínez

Editorial: PPC 

Páginas: 280 paginas

ISBN: 

9788428837378 

Precio: 20 euros

Santos patronos de los maestros


 

Mensajeros de la alegría Lc 10, 1-12.17-20 (TOC14-25)

 “Festejad a Jerusalén, gozad con ella, todos los que la amáis, alegraos de su alegría, los que por ella llevasteis luto” (Is 66,10). Es impresionante esta invitación a la alegría  que se encuentra en el último capítulo del libro de Isaías. Después del exilio en Babilonia, Dios va a facilitar el nacimiento de la nueva Jerusalén. 

El texto emplea una imagen altamente expresiva en aquel tiempo y en aquel lugar. Dios va a hacer que la paz corra hacia Jerusalén con la abundancia de un río caudaloso. Esta presencia misericordiosa de Dios será la verdadera causa de la alegría para su pueblo. 

La alegría reaparece también en el salmo responsorial: ”Alegrémonos con Dios, que con su poder gobierna eternamente” (Sal 65,6).

Con todo, la felicidad y la gloria no tienen su causa en los logros humanos. San Pablo escribe a los gálatas que él solamente puede gloriarse en la cruz de Jesucristo  (Gál 6,14-18).

LA PRESENCIA DEL REINO

Según el evangelio de Lucas, al iniciar su subida hacia Jerusalén, Jesús envía a sus discípulos por delante de él, para que le preparen el camino (Lc 10,1-12.17-20).  

• Jesús los envía de dos en dos, porque en su tierra, el testimonio de una persona solamente era creíble cuando era apoyado por otra persona. Además, los discípuos habían de caminar unidos, puesto que eran enviados a anunciar la paz. 

• Jesús los envía ligeros de equipaje. El mensaje que anuncian no se apoya en la fuerza, en las riquezas o en los medios de los mensajeros. 

• Además, los mensajeros han de curar a los enfermos que se encuentren. Han de ser  recibidos como portadores de la misericordia y de la compasión de su Maestro.   

• Y este es el mensaje que han de proclamar en todo lugar: “Está cerca de vosotros el Reino de Dios”. No se trata de amedrentar a las gentes. Al contrario: les anunciarán la presencia de Dios entre los hombres. En realidad, Jesús mismo era ya el Reino de Dios. 

LA VERDADERA ALEGRÍA

Según el texto evangélico, los discípulos retornan de su misión y comunican a Jesús los efectos de su predicación, de las curaciones y de los exorcismos que han realizado. Y su experiencia es el contenido de su diálogo con el  Maestro:

•  “Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre”. El nombre significa y representa la dignidad de Jesús. Los discípulos han podido comprobar el poder que ejerce el nombre del Maestro sobre el espíritu del mal.

• “No estéis alegres porque se  os someten los espíritus”. Ante la alegria de sus discípulos, Jesús les advierte que no caigan en la ingenuidad de creer que yan han logrado someter a los espíritus que manejan este mundo.

• “Estad alegres porque vuestros nombres están inscritos en el cielo”. Los discípulos aludían al nombre de Jesús, pero él alude ahora al nombre de los suyos. Han de alegrarse porque el Padre los tiene ya presentes en su reino.

La alegría de anunciar el evangelio Lc 10, 1-12.17-20 (TOC14-25)

1. El evangelio (Lucas 10,1ss) es todo un programa simbólico de aquello que les espera a los seguidores de Jesús: ir por pueblos, aldeas y ciudades para anunciar el evangelio. Lucas ha querido adelantar aquí lo que será la misión de la Iglesia. El “viaje” a Jerusalén es el marco adecuado para iniciar a algunos seguidores en esta tarea que Él no podrá llevar a cabo cuando llegue a Jerusalén. El evangelista lo ha interpretado muy bien, recogiendo varias tradiciones sobre la misión  que en los otros evangelistas están dispersas. El número de enviados (70 ó 72) es toda una magnitud incontable, un número que expresa plenitud, porque todos los cristianos están llamados a evangelizar. Se recurre a Num 11,24-30, los setenta ancianos de Israel que ayudan a Moisés con el don del Espíritu; o también a la lista de Gn 10 sobre los pueblos de la tierra. No se debe olvidar que Jesús está atravesando el territorio de los samaritanos, un pueblo que, tan religioso como el judío, no podía ver con buenos ojos a los seguidores de un judío galileo, como era Jesús.

2. El conjunto de Lc 19,2-12 es de la fuente Q; sus expresiones, además, lo delatan. Eso significa que las palabras de Jesús sobre los discípulos que han de ir a anunciar el evangelio fueron vividas con radicalidad por profetas itinerantes judeocristianos, antes que Lucas lo enseñase y aplicase a su comunidad helenista. Las dificultades, en todo caso, son las mismas para unos que para otros. El evangelio, buena noticia, no es percibido de la misma manera por todos los hombres, porque es una provocación para los intereses de este mundo. El sentido de estas palabras, con su radicalidad pertinente, se muestra a los mensajeros con el saludo de la paz (Shalom). Y además debe ser desinteresado. No se puede pagar un precio por el anuncio del Reino: ¡sería un escándalo!, aunque los mensajeros deban vivir y subsistir. Y, además, se obligan a arrostrar el rechazo… sin por ello sembrar discordias u odio.

3. Advirtamos que no se trata de la misión de los Doce, sino de otros muchos (72). Lo que se describe en Lc 10,1 es propio de su redacción; la intencionalidad es poner de manifiesto que toda la comunidad, todos los cristianos deben ser evangelizadores. No puede ser de otra manera, debemos insistir mucho en ese aspecto del texto de hoy. El evangelio nos libera, nos salva personalmente; por eso nos obligamos a anunciarlo a nuestros hermanos, como clave de solidaridad. Resaltemos un matiz, sobre cualquier otro, en este envío de discípulos desconocidos: volvieron llenos de alegría (v. 20), “porque se le sometían los demonios”. Esta expresión quiere decir sencillamente que el mal del mundo se vence con la bondad radical del evangelio. Es uno de los temas claves del evangelio de Lucas, y nos lo hace ver con precisión en momentos bien determinados de su obra. Los discípulos de Jesús no solamente están llamados a seguirle a Él, sino a ser anunciadores del mensaje a otros. Cuando se anuncia el evangelio liberador del Señor siempre se percibe un cierto éxito, porque son muchos los hombres y mujeres que quieren ser liberados de sus angustias y de sus soledades. ¡Debemos confiar en la fuerza del evangelio!